Los héroes no son solo los que salen en las películas, la mayoría no llevan capa y son anónimos. Así podemos considerar a quienes han salvado de una muerte segura a un búho real (bubo bubo) en Benejúzar. El animal cayó la noche anterior en una balsa de riego tras chocar con la valla que la circunda, seguramente mientras cazaba. Al mojarse sus plumas, el ave no pudo volar, ni tampoco escapar con sus patas porque la inclinación de la balsa y el material del que está hecha, muy escurridizo, hace imposible que un animal o una persona pueda salir por sus propios medios.

Pero a este búho el destino le deparó varios ángeles de la guarda. Primero, el dueño de la finca que, al inspeccionar la balsa por la mañana, se percató de la presencia del ave que tenía medio cuerpo emergido. Inmediatamente contactó con la Asociación Amigos de la Sierra de Benejúzar, de reciente creación, cuyo secretario, Evaristo Rodríguez, es cetrero. «Lo primero que hice fue evaluar la situación, ver cómo podía sacar al animal sin hacerle daño, porque tenía que evitar romperle alguna pluma, ya que hasta el año que viene no le crecen y hubiera sido imposible entonces soltarlo», explica Rodríguez.

Tras descartar descender a la balsa, por el peligro tanto para él como para el animal, el cetrero optó por usar una vara larva y un lazo para enganchar las patas del búho, con lo que pudo sacarlo de la balsa sin causarle ningún daño. «El pobre animal se había quedado junto a un tubo de la balsa, donde pasó la noche y toda la mañana agarrado y muy asustado».

El «héroe» de este búho real se lo llevó a su casa, tras dar aviso al Seprona, «donde revisé que no tuviera heridas, lo hidraté, desparasité y le di de comer, síntoma de que se encontraba en buenas condiciones», explica Evaristo Rodríguez. Es uno de los búhos reales que nidifica en los montes de Benejúzar, un ejemplar macho de 1.680 gramos (un peso normal para un adulto de esta especie). «Es uno de los machos reproductores que viven en la Sierra de Benejúzar, donde hay varias parejas, y, seguramente, donde está la balsa, que es de nueva construcción, es su zona de caza». Rodríguez reconoce que de no haber actuado tan rápido «el animal hubiera muerto irremediablemente por el calor intenso que hacía». Gracias a los cuidados, el ave pudo ser devuelta, ayer, al monte.

Presión humana

El búho real es una especie autóctona en la Vega Baja y hay registradas varias parejas en los montes de Benejúzar y en Sierra Escalona. La caída a las balsas de riego o las electrocuciones en las torres de alta tensión son las principales causas de accidente de estas aves que, en muchas ocasiones, acaban falleciendo. «También la presión humana está haciendo mella en el número de parejas reproductoras en Benejúzar, ya que cada vez más ciclistas y senderistas suben a los montes usando senderos y caminos no homologados, molestando a esta huidiza especie que busca tranquilidad, por lo que hemos detectado que muchos de los búhos se están desplazando a otras zonas, más al interior, sin presencia humana», lamenta Rodríguez.

Su asociación,la de Amigos de la Sierra de Benejúzar, que en un mes ya ha conseguido 300 socios, está trabajando para homologar caminos en la sierra que no invadan las zonas de reproducción de las aves, además de llevar a cabo campañas de concienciación y limpieza de basura y escombros de una de las sierras más bonitas de la comarca.