«Gracias al Ayuntamiento y a Aqualia y a su parálisis, este edificio se cae». Es la pancarta que han instalado los vecinos del número 6 de la calle Castellón de Albatera, en el barrio de San Pancracio. Su edificio, literalmente, está en ruina, al menos una parte de él y no se viene abajo gracias al apuntalamiento que han costeado los propietarios de los pisos. Las grietas que comenzaron a aparecer a finales de 2015 se han ido agrandando y extendiendo, obligando ya al desalojo de seis familias, donde los daños son más evidentes. Los vecinos aseguran que sus problemas comenzaron hace tres años tras detectar humedades en los almacenes de la planta baja. Al comprobar que no provenían de ninguno de los pisos, sospecharon que sería problema de las conducciones de la empresa Aqualia, la empresa que lleva la gestión integral del agua en el municipio.

Tras una primera inspección sus técnicos no detectaron roturas, pero al poco tiempo el hundimiento de la calle confirmó las sospechas de los vecinos y dio inicio a la pesadilla en la que viven desde entonces. Tras una cata, se detectaron fugas de agua que, en un principio, se arreglaron, pero cada vez que llovía se acumulaba más agua en el socavón de la calle y finalmente la humedad acabó afectando a los pilares del edificio que empezaron a hundirse en 2016. Sin embargo, según los vecinos ni Aqualia ni el Ayuntamiento quieren hacerse responsables y es por lo que van a iniciar un litigio judicial y lo que ha dado lugar a la frase que acompaña la pancarta que han instalado: «Gracias por nada»».

Los vecinos del edificio, en el que viven 20 familias, cuentan que llevan 3 años sin pegar ojo, sobre todo cada vez que hay previsión de lluvia porque días después comprueban que las grietas van ampliándose y afectando a más superficie del edificio y el socavón de la calle se hace más grande. De hecho ya hay dos viviendas más, aparte de las 6 desalojadas, que tienen grietas en su interior. «Es una pesadilla, ya que comprobamos que desde finales del año pasado y principios de éste el problema va a más sin que nadie le ponga remedio, porque tanto Aqualia como el Ayuntamiento se lavan las manos», señala Antonio Martínez, presidente de la comunidad de propietarios de este edificio de la calle Castellón quien critica que el Consistorio «solo haya parcheado el problema».

De momento, han sido los propietarios quienes han tenido que costear el apuntalamiento del edificio y de las viviendas en peor estado para evitar su derrumbe. «Llevamos más de 7.000 euros gastados porque el Ayuntamiento nos obligó a pagar el apuntalamiento bajo amenaza de multa, y nos vemos impotentes de ver cómo se cae el edificio, las casas que con tanto esfuerzo hemos comprado, por un problema que no hemos generado nosotros sino Aqualia», se queja. «Toda la vida trabajando para tener algo nuestro, como un piso, para que ahora perdamos todo por algo que no es culpa nuestra, es desesperante», critica Martínez..

Catas

Los vecinos están a la espera de los resultados de las últimas catas realizadas por el Ayuntamiento y Aqualia en el edificio que confirmarán si hay filtraciones de agua en el subsuelo o si el origen de las grietas es otro. Los propietarios han pedido al Ayuntamiento, a través de su abogado, que un técnico independiente realice un informe, algo que, aseguran, la actual alcaldesa, Ana Serna (PP) se ha negado a contratar. «Tenemos miedo de estar aquí, nos dicen que en el resto de viviendas no hay peligro, pero si no nos dan una solución rápida, este edificio se va a venir abajo», lamenta Martínez. El coste que estiman de arreglar los daños es de entre 150.000 y 200.000 euros «algo inasumible para los vecinos que somos gente humilde y trabajadora y muchos jubilados».

El principal escollo que se encuentran los propietarios del edificio es que en los distintos informes que se han hecho no hay referencias a la avería y rotura de la que culpan a Aqualia como origen de la desestabilización de los cimientos y del hundimiento de la calle y de los pilares del inmueble. «Pedimos que se incluya para que se haga responsable la empresa, pero de momento la mercantil y el Ayuntamiento lo único que hacen es pasarse la bola y no nos dan ninguna solución», señala Antonio Martínez.

El caso de este edificio del barrio de San Pancracio de Albatera recuerda mucho a las viviendas de la calle Salitre de Callosa de Segura. El vial se hundió por fugas en las redes de agua subterráneas y lleva casi 3 años cerrado, aunque el Ayuntamiento y la Diputación se están ocupando de su reforma tras no pocos problemas en todo ese periodo. Los vecinos del edificio confían en recibir pronto una solución. Este diario trató de conocer la versión de la alcaldesa, sin obtener respuesta.