«El cáñamo es un cultivo que tiene mucho futuro y es sostenible porque regenera el suelo, el medio ambiente y da lugar a miles de productos y hay que luchar por recuperar su cultivo en la Vega Baja». Así de contundente se mostró ayer el director de la Escuela de Trabajos Artesanales del Cáñamo de Callosa de Segura, Roque Albert, quien quiso reivindicar, con más fuerza que nunca, la importancia que podría tener para la economía de la comarca la recuperación del que fue su cultivo estrella hace años y que, hoy en día, sigue siendo utilizado en múltiples industrias, más allá de la mala fama que le ha dado su uso para obtener marihuana, que es la planta con un alto contenido en THC, lo que no se da en la variedad de semillas que se están cultivando, de modo experimental, en la comarca. Ayer, más de 30 segadores consiguieron volver atrás en el tiempo. Fueron los que se dieron cita para una nueva edición de la siega cultural del cáñamo, en una parcela de Callosa de Segura.

La siega, como no podía ser de otra manera, se hizo de manera manual, como antaño, ataviados con corbillas en un acto reivindicativo de la huerta tradicional que estuvo organizado por el Ayuntamiento de Callosa, el Juzgado Privativo de Aguas de la localidad y la Escuela de los Trabajos Artesanales del Cáñamo. Un patrimonio cultural inmaterial que busca su merecida declaración como Bien de Interés Cultural. El cultivo del cáñamo tuvo especial incidencia en la zona hasta mediados del siglo XX, sobre todo por la presencia de industrias de hilos, cabos, redes y cuerdas que hoy en día siguen instaladas en el municipio pero usando fibras sintéticas. «Ahora vuelve a haber demanda de fibra natural tras la normativa que la Unión Europea ha aprobado para que en 2020 todo lo que sea plástico tenga elementos que lo hagan biodegradable y ahí hay una nueva oportunidad», indicó Roque Albert.

«La Vega Baja ha sido, tradicionalmente, una zona cañamera, y lo queremos recuperar porque es el momento ahora que se ha legalizado el cáñamo medicinal en algunos países como Canadá y lo están aprovechando en muchos lugares, sobre todo en el este de Europa, y es una pena que España pierda el tren de una alternativa económica para nuestros huertanos con tanta restricción», explicó Albert quien señaló que la comarca es una zona ideal para este cultivo «por su clima, la calidad de la tierra y por la tradición que había aquí». «Es triste que se compre el cáñamo de fuera cuando el de aquí sería de una calidad excepcional», criticó, y pidió a las administraciones que actúen para potenciar su cultivo y no para ponerle restricciones como hasta ahora.

Proceso

A la siega de ayer acudieron representantes de la Agrupación Huertana del Bajo Segura de Almoradí, la Agrupación de la Santa Cruz de Granja de Rocamora, Gramaera de Redován, Los Huertanos de Callosa de Segura y agricultores de la Vega Baja y el Baix Vinalopó. Incluso, entre el público, algunos turistas de Bilbao y Galicia que no quisieron perderse la curiosa forma de segar el cáñamo. El recogido ayer seguirá el proceso tradicional para poder hacer uso de él como es llevarlo a la balsa para su remojo, pasarlo por la gramadora y el rastrillado. El próximo 14 de agosto, de 11 a 13.30 horas, habrá una demostración de los trabajos artesanales del cáñamo en el colegio Primo de Rivera.