?Durante años, la pareja propietaria de la finca del Realet -en la huerta guardamarenca pero muy cerca de las urbanizaciones y el casco urbano- fue sumando animales exóticos a su «colección». Muchos con los «papeles en regla», pero otros de dudosa procedencia. En una finca de unos 3.000 metros cuadrados, enjaulados, había tigres, leones, linces europeos y, al menos, un puma, una pantera y un leopardo... Ahora nadie sabe cómo es posible que la Generalitat autorizara el recinto para albergar a estos animales.