La primera oleada de residentes rusos comenzó a implantarse en Torrevieja a principios de los 90, tras la desintegración de la URSS. Llegaron vecinos de países del Este -Bulgaria y Rumanía-, bálticos, rusos y ucranianos, como mano de obra para el sector de la construcción. Pero fue durante los años de la crisis económica en España -desde 2008- cuando familias eslavas de poder adquisitivo medio vieron como una oportunidad la inversión inmobiliaria. En la ciudad se ha desarrollado un mercado específico de servicios para esta comunidad y de ahí la demanda del idioma por parte de españoles.