Queda solo una semana para el inicio oficial de los festejos de La Reconquista y de Moros y Cristianos en Orihuela y en las calles ya hay muchas ganas de fiesta. Y ayer lo evidenciaron los festeros que llenaron el Teatro Circo «Atanasio Die» para asistir al acto de Exaltación Festera, el que da el pistoletazo de salida a unos días intensos en la ciudad con unas fiestas declaradas de Interés Turístico Nacional desde el pasado año.

La Exaltación cumplió el guión de todos los años. Los embajadores Moro y Cristiano de 2018, Enrique Riquelme de la Comparsa Moros Viejos de Abén-Mohor, que lidera el bando de la media luna, e Isidro Hernández, por el bando de la cruz, de la Comparsa Caballeros de Tadmir, recibieron el escudo de oro de la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos «Santas Justa y Rufina», de manos de su presidente, Pepe Vegara. Ambos presentaron a las abanderadas y abanderados de cada una de las comparsas, quienes recibieron la insignia de plata. El pregonero de las fiestas fue Pablo Oñate y la glosadora del pregón, María Yolanda Pérez, que introdujeron el acto con discursos muy ágiles.

Francisco Escudero, como Alcaide del Castillo, recibió la llave nazarí que simboliza la noche de la guerrilla que se representará en unos días. Durante el acto hubo un reconocimiento a dos festeros de honor, José Miguel Sánchez y Rosa Aracil y, por primera vez, hubo un nombramiento de socio de honor, que es la Junta Mayor de Cofradías, Hermandades y Mayordomías de la Semana Santa de Orihuela.

Sin duda, el momento más especial de la noche fue el traspaso del toisón por parte de la Armengola saliente, Conchi Cabrera, a la entrante, Mercedes Andreu, que le impusieron el presidente de la asociación, Pepe Vegara y el alcalde, Emilio Bascuñana. La nueva heroína de Orihuela también recibió la vara de mando de la ciudad de manos del regidor.