Esta semana están convocadas las primeras reuniones de las recién creadas juntas de distrito. El objetivo de estos órganos de participación ciudadana es dar voz a los vecinos y asociaciones en los distintos territorios del término municipal, como una forma de descentralización del poder municipal. En definitiva, profundizar en el ejercicio real de la democracia en el ámbito municipal.

Las juntas están formadas por un edil del equipo de gobierno, que las preside, representantes de asociaciones de cada uno de los distritos y vecinos que en su día se postularon para ocupar una vocalía, elegidos por votación por sus vecinos. Su creación es una realidad tras la aprobación del reglamento de participación ciudadana, divide el término municipal en distritos... Y «salva» in extremis a la controvertida figura de los alcaldes pedáneos. «Los ojos y oídos» del alcalde en cada una de las más de veinte partidas rurales con las que cuenta el extenso municipio. El reglamento no solo permite la asistencia de los pedáneos a las juntas de distrito, con voz pero sin voto, eso sí. También dedica una parte del articulado a su preservación. Hasta ahora los pedáneos no existían desde el punto de vista organizativo en Orihuela. Era más una imposición de la costrumbre en la gestión municipal.

Paradójicamente este reglamento formaliza su funciones. El artículo 58 dice que son cargos de designación directa del alcalde, que cesan en sus funciones cuando también concluye el mandato del primer edil, sin retribución, ni derecho a indemnización, pero que pueden reclamar la asistencia de los servicios municipales cuando lo requieran. Tal y como está planteado en el reglamento, muy cuestionado por Cambiemos, en el día a día, es fácil que los vecinos de Orihuela confíen antes en los pedáneos, con hilo directo con el primer edil, para seguir como un favor la resolución de un problema de la pedanía, que a las juntas de distrito que nacen sin medios, y con una difusa atribución de competencias, según la formación de izquierdas.

La división territorial escogida para la distribución de las juntas de distrito es también discutible. El Ayuntamiento se ha cuidado de no dedicar a una sola pedanía su correspondiente junta de distrito. Por ejemplo, Arneva, Hurchillo y Torremendo comparten la misma junta, que engloba también a las macrourbanizaciones de Entrenaranjos y Las Asomadas, que no están representadas de forma específica. Ocurre lo mismo con La Murada, La Matanza y Barbarroja. De forma bastante artificiosa se divide en solo dos distritos a los residenciales de Orihuela Costa, que suman en población el equivalente a la que reside en Orihuela Ciudad -en torno a 30.000 vecinos-.