Ya hay una decisión. Y es firme. La dirección del PP ejecutará el relevo del alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, como aspirante a un segundo mandato en las elecciones municipales previstas para dentro de once meses. La resolución se conoce a apenas 24 horas de un acto que el primer edil ha organizado en la localidad para celebrar el tercer aniversario de su llegada a la Alcaldía en el que, además, su intención, como había adelantado este periódico, era postularse como candidato. De esta manera, la cúpula del PP corta de raíz cualquier posible especulación en esa cita, le pega un portazo a Bascuñana e inicia formalmente la búsqueda de un nuevo número uno para pasar página, apuntaron fuentes conocedoras de la decisión, de una época marcada por «el escándalo y los líos». «No podemos seguir así en Orihuela», es la frase que define el estado de ánimo de la cúpula regional -órgano que decide los alcaldables en las ciudades de más de 20.000 habitantes- y provincial del PP.
No estamos ante una decisión de trámite. Ni mucho menos. Es una resolución que, aunque ya se venía intuyendo desde hace meses por las desavenencias de Emilio Bascuñana con la dirección de de su partido, tiene una enorme trascendencia interna y también estratégica. En contadas ocasiones, de hecho y salvo en el supuesto de casos con imputaciones graves, se produce el relevo de un alcalde en ejercicio de su cargo en las filas del PP. Es una situación, por tanto, extraordinaria dentro del funcionamiento electoral de este partido. Pero, a su vez, estamos hablando de la capital de la Vega Baja. Una comarca tradicional granero de votos y clave para el resultado electoral de Alicante, la provincia en la que los populares consideran que pueden cimentar una alternativa que les permita llegar a las elecciones en condiciones de disputar el Consell. Así que está resolución firme del PP tiene una enorme repercusión. Pero, en cualquier caso, tanto el presidente provincial, José Císcar, como la regional, Isabel Bonig, están en plena sintonía.
Una concatenación de acontecimientos hasta que ha rebosado el vaso han llevado a la cúpula popular a tomar esta decisión drástica. El escándalo de los dos episodios de espionaje que han salpicado al primer edil oriolano: el de los mensajes por teléfono móvil con conversaciones del presidente local del PP, Dámaso Aparicio; y el de una asesora de Alcaldía a la que apuntan una edil socialista y otra popular. El acto, como recalcan en las filas del PP, organizado mañana «al margen del partido» para intentar impulsar su propia candidatura a la Alcaldía, maniobra que acaba con cualquier movimiento y que alerta a los que vayan a la convocatoria de que se sitúan al margen de la organización. Y finalmente, además, los populares están a la espera de un informe demoledor de Sanidad sobre la última polémica en la que Emilio Bascuñana, al que el PP eligió como candidato en 2015 para intentar dar un vuelco a una organización municipal que estaba carcomida por la corrupción, se ha visto envuelto: si estuvo cobrando durante un tiempo como asesor de la conselleria de Sanidad cuando, en realidad, no ejercía ningún trabajo.
La intención de la dirección del PP es la de facilitar, en todo caso, una salida a Emilio Bascuñana para facilitar que la transición se pueda realizar, si fuera posible, en unas condiciones de cierta normalidad. Aunque no parece que esa alternativa se pueda formalizar en la candidatura a las Cortes Valencianas, con muchos aspirantes y pocos puestos de salida. Pero sí que hay voluntad de concederle esa opción a Bascuñana para que deje paso. De momento, la cúpula del PP aún no ha perfilado sustituto a pesar de que, como se recordará, la dirección regional ya ha iniciado una ruta para ir designando aspirantes como ocurrirá hoy mismo en San Vicente. Pero si está decidido también que habrá una limpieza total y absoluta de los seguidores del alcalde en una «renovada» candidatura municipal popular.
