A mediados de los años 60 y como todos los niños de entonces, muchas eran las tardes que entre juegos le hacíamos una visita a la abuela, que siempre nos sorprendía con algo. Ahora me acuerdo de mi abuela María (la única que conocí), que muchas tardes entre carrera y carrera, se hacía la hora de la merienda y pasaba más que a verla (que también) a reponer fuerzas. Ella siempre me preguntaba si tenía hambre, sabiendo muy bien la respuesta. Yo siempre agradecido, le daba un beso y seguía mi tarde de juegos, a veces con mi amigo Salvador al que su discapacidad y sus bastones no suponían ninguna barrera y otras con mi buena amiga y vecina Mari Nieves. Normalmente, la esperada merendola de la tarde, consistía en un trozo de pan con manteca, aderezada con sal o azúcar, supongo que dependiendo de lo que había. Lo que en principio no parece mucho, para mí era uno de los mejores momentos de la tarde, no ya por lo que comía, sino por el detalle, algo dentro de mi me decía que aquello suponía un esfuerzo y me lo daba de corazón, era lo que había. Raramente me tocaba comer chocolate o mortadela. Supongo que los niños más pudientes, tendrían jamón ó paté, pero eso no me preocupaba ni molestaba, sabía que mi abuela María me daba lo que tenía.

Después de 27 años de monopolio pepero, se consiguió con mucho esfuerzo, formar una coalición progresista para tratar de dar otro aire al pueblo. Nosotros pusimos nuestro grano de arena y siempre hemos trabajado en positivo, tratando de aportar nuevas ideas, pero siempre respetando el trabajo y esfuerzo de todos. Es por eso, que cuando no se respeta tu trabajo por nimio que parezca, te sacuda una sensación de desprecio a todo el esfuerzo que conlleva.

En el último pleno municipal, un concejal del cuatripartito ante una propuesta de nuestro partido, se atrevió a calificarla de "pan y manteca", dicho además a modo de desprecio y minimizando su aportación. Los grandes problemas de una ciudad (tráfico, hacienda, educación, etc.) se tratan en comisiones, con técnicos y gran despliegue de personal, pero los pequeños son los que complementan y a veces los que tocan más de cerca al ciudadano y por ello , no menos importantes.

Pues bien, esas propuestas de "pan y manteca", son el resultado del trabajo de muchos días y muchas personas, que tratan de ofrecer alternativas para la mejora del pueblo y sus habitantes. No somos un partido grande, ni con mucho recorrido, aún así, con esfuerzo y compromiso, logramos dos concejales (más que otros partidos consolidados y con años en su "haber") que en todo momento han tratado de aportar, comentar, apoyar y como no, también fiscalizar la labor del gobierno y en nuestra modesta capacidad, siempre tratamos de aportar soluciones e ideas, a temas generales y puntuales que también se tienen que abordar.

Lo que resulta extraño, es que un concejal con un currículo extenso y variopinto, con bandazos al sol que más calienta (ora con azules, ora con rojos, cual partido nacionalista) que sabiendo lo complicado que es trabajar y preparar cualquier moción a pleno, siga actuando a modo que recuerda tiempos pretéritos y solo por el mero hecho de no coincidir con su opinión, menospreciar y satirizar el trabajo de compañeros de ocupación.

Como decía un amigo de Bigastro, "cada uno hase pa él" y después cada cual recogerá lo que siembre.

Nosotros, como mi abuela María, si ofrecemos "pan y manteca", es porque en nuestra situación, no podemos ofrecer jamón. El problema viene cuando puedes ofrecer solomillo y engañas hasta a los tuyos, dándoles "pan con pan".