Unos 400 usuarios de Casas de la Tercera Edad de Torrevieja se concentraron ayer a las puertas del Ayuntamiento para reclamar a la administración local, y en especial al alcalde José Manuel Dolón (Los Verdes), la reapertura de las cafeterías de los centros de mayores de la ciudad. Las cinco están cerradas por carecer de contrato -la mayoría desde hace dos años-. Pero esa reapertura no se va a producir, al menos, hasta el mes de septiembre, según comunicó el alcalde, que puso a los técnicos del contrato frente a los convocantes en una reunión.

La protesta estaba convocada por las juntas directivas de las cuatro centros de la tercera edad (Acequión, San Pascual-Centro Calvario, La Punta-Pedro Lorca y La Mata) y el Centro Municipal de Ocio (CMO), conocido popularmente como la macrodiscoteca de la tercera edad. La concentración estaba autorizada por la Subdelegación del Gobierno -con una discreta presencia policial-, aunque los convocantes no habían alertado a los medios de comunicación de su celebración.

Los mayores ya habían amenazado hace unas semanas con emprender medidas de presión que supuestamente puedan agilizar la tramitación de un contrato que lleva casi dos años en proceso, con cambios de criterio de los técnicos que hicieron comenzar de nuevo el trámite cuando estaba a punto de licitarse, hace un año. Además se ha visto afectado por la nueva ley de Contratos, que entró en vigor en marzo. Todo sin que la mayoría de los mayores acepten que estos espacios públicos requieren que medie un contrato público abierto a todas las empresas interesadas para que se preste el servicio. Las casas de la tercera edad han dejado de ofrecer, como avanzó esta edición, en la primera semana de junio a los usuarios las actividades que organizan como medida de protesta.

Uno de los convocantes, el presidente de la Casa de la Tercera Edad de San Pascual, Antonio Costa, aseguró a los concentrados que la responsabilidad de lo que está ocurriendo no es tanto de los políticos sino de los técnicos «que le ponen pegas y lo tienen paralizado», dijo. Algo que fue acogido con división de opiniones entre los manifestantes, que llegaron a encararse con este portavoz, además de exigir la presencia del alcalde. Costa llegó a recomendar a los usuarios que protestaban cuando anunció una reunión con el primer edil que «no hicieran mucho ruido, que no era necesario». Los pensionistas no le hicieron mucho caso y siguieron reclamando la cafetería durante aproximadamente una hora. En una escena poco habitual, el primer edil, José Manuel Dolón, bajó a la calle y se encontró con los manifestantes en el acceso del Ayuntamiento. Altavoz en mano dijo que una comisión de representantes de los pensionistas se iba a reunir con los técnicos que tramitan el expediente y con el propio alcalde.

En declaraciones posteriores a ese encuentro el regidor dijo que los usuarios tenían toda la legitimidad para protestar después de dos años sin ese servicio y que para la Alcaldía es «una preocupación constante que no hemos podido resolver por motivos estrictamente administrativos, pero tenemos la voluntad en que pronto tenga una solución», aunque por la junta de gobierno no ha pasado todavía ni la aprobación de los pliegos. El alcalde anunció después de la reunión que los técnicos han avanzado que el contrato puede estar adjudicado en septiembre y explicó que entiende que los mayores «no me crean, porque está claro que cuando una administración no funciona por la culpa de quien sea, pues la gente no te da credibilidad. Pero soy optimista y estoy trabajando desde la alcaldía para que sea una realidad». Dolón ha reconocido que la situación actual en la que los mayores llevan «su botellín de agua o cerveza en el bolso» no es «deseable en absoluto para una ciudad con tantas personas mayores a las que hay que atender con la dignidad que se merecen y eso es lo que les he dicho a los técnicos». La concejal del Área, Fabiana Ibarra, no pudo acompañar al alcalde en esa aparición.