n Para la Conselleria de Educación la elección de la vestimenta es una «cuestión de libertad», y que como tal debe ser respetada,. Así se pronunciaron sus responsables hace ahora un año, a raiz de que otro instituto impidiera el acceso a FP a una alumna con hijab. Ayer ratificaron que cada centro educativo aprueba su propio reglamento de régimen interno, y que en las instrucciones generales de inicio de curso incluyen que «no se tiene que impedir el acceso a los centros a personas que vistan ropas características... que no supongan ningún problema de identificación o atenten contra la dignidad de las personas».

«Complejo»

El debate generado por haber impedido a una alumna acceder a clase con un pantalón «muy corto» sugiere a los sociólogos y pedagogos consultados que se trata de edades muy complejas en las que los jóvenes buscan su sitio, su integración social y en el grupo, por lo que la apariencia y la vestimenta debería abordarse «con mucha sensibilidad», y no exenta de la cuestión de género, como aprecia el doctor Brahim El Habid desde la Universidad de Alicante. «No se analiza la moda de los vaqueros bajos en los chicos. Quizá haya que preguntarse como vemos a la mujer en la sociedad en general», aventura.

El pedagogo Antonio García también se pregunta si también se llama la atención de un chico que muestra la marca del calzoncillo y aún más en ocasiones. Advierte que para los jóvenes puede ser un signo de distinción y que si existen normas deberían ser para todos, chicas y chicos como signo de distinción. A la mediadora intercultural Mariví Pérez, le preocupa que no estemos preparados para una sociedad multicultural, y opina que como acto de imitación de la moda, la situación trasciende la voluntad de la alumna.

El presidente del Colegio de Pedagogos de la Comunidad, Enrique Castillejo, apunta también a las familias: «Deberían ser más exigentes con sus hijos y no pedir tanta opinión». Es partidario de normas de decoro en los centros.