El PP, único partido de derechas que hasta hace poco existía en España, siempre ha esgrimido por toda la geografía de nuestro país la bandera de un genuino, parece ser que por genético, amor por, no solo España en su conjunto, sino por cada una de sus partes (Torrevieja, por ejemplo). Pero no se trata de un amor que cualquier ciudadano no perteneciente a este partido político pueda sentir por su pueblo o por su nación no, se trata de algo fuera de límites, algo que trasciende de haber nacido y vivido en un lugar y que este lugar sea a la vez tu hogar y donde tú quieres estar,

Ese algo más es una explosión de amor, lo que se puede observar en ellos, que impregna todo lo que hacen: discursos, redes sociales, su vida diaria, todo está dirigido por ese sentimiento grandioso y solo a ellos reservado. Recuerdo, todos recordamos, que el día antes de la sentencia de la Gürtel las televisiones y los periódicos nos inundaron con la buena nueva de la aprobación, tras gran gestión del Gobierno, de unos presupuestos que, aparte de ser los más sociales jamás aprobados, iban a meter a España en la modernidad e íbamos a merecer el aplauso de toda Europa. Unos presupuestos que estaban diseñados para resolver problemas tales como los de financiación de las comunidades autónomas, como las reivindicaciones de las múltiples manifestaciones de la gente mayor por sus pensiones. Rajoy salió y nos dijo que con estos presupuestos la economía española iba a seguir creciendo y creando empleo y que, una vez más el PP, había cumplido con su misión que sin duda era la mejora del bienestar del conjunto de los españoles. Volvía a ser, para el PP, España lo primero, su gran amor. Todo perfecto y en su sitio, como debe ser.

Y llegó el día siguiente y pasó lo qué pasó. Y se presentó la moción de censura. Y se ganó. Y yo no voy a analizar esto, voy a adelantarme hasta el 2 de junio y al discurso, referido a la aprobación de los presupuestos en el Senado de los portavoces del PP que en un arrebato de ese tan comentado amor por España, anuncian que presentarán enmiendas a los presupuestos aprobados cuatro días antes en el Congreso... por el bien de España. Ni más, ni menos.

PD. Me temo que el nuevo partido de derechas, que ahora si hay en España, tome la dichosa bandera.