El plan urbanístico S-29 ya es historia. Y cualquier expectativa urbanísticas de la propietaria de parte del palmeral de Ferrís, también. Al menos eso es lo que recoge la versión definitiva del Plan Acción Territorial de Infraestructura Verdes del Litoral (Pativel) de la Generalitat Valenciana, aprobado por el pleno del Consell el pasado 4 de mayo. De los 600.000 m2 con capacidad para albergar hasta 2.200 viviendas el Pativel protege casi un 75%. Y también el cien por cien de las dos fincas de Ferrís, en torno a medio millón de metros, en primera línea de la ribera del mar. Desde el punto de vista urbanístico la reclasificación que el propietario del terreno del Sector -29 estaba tramitando desde hace más de 15 años ya es inviable.
El sur del término municipal cuenta ya con una zona de prohibición de edificación residencial con suelo no urbanizable de protección (hasta los 500 metros desde la ribera del mar) y el suelo no urbanizable de refuerzo con algunos usos autorizados como camping, hoteles de baja ocupación o áreas deportivas (de 500 hasta 1.000 metros). Algo que incluye Ferrís -Alto y Bajo hasta la nacional 332-, buena parte de la actual finca agrícola en cultivo de cítricos de La Ceñuela, prolongándose hasta la laguna de Torrevieja la desalinizadora y el linde con la depuradora. En total más de un millón cien mil metros cuadrados, la mayor parte en manos privadas. Dentro del ámbito se incluyen la planta desalinizadora -que no aparece indicada en los mapas del Pativel.
El convenio
El objetivo de esta protección es conservar el corredor verde sin edificación que todavía queda en esta zona entre el parque natural de la laguna de Torrevieja y el palmeral y la cala de Ferrís con el mar. Las alegaciones en contra de la protección indicaban que no se daba una continuidad ecológica entre la laguna de Torrevieja y el mar, porque toda la franja a protegida está atravesada por la Nacional -332, uno de los viales con mayor tráfico de la Comunidad y que además debe duplicarse.
La Generalitat responde que se trata de una continuidad visual y paisajística, que reduce el nivel de suelo «sellado» en la costa y permite el tránsito y sistemas de movilidad sostenible y evitando conurbaniciones. «Todo ello en un entorno fuertemente urbanizado como es el caso de Torrevieja».
Los técnicos también recuerdan que la abogacía de la Generalitat ha dejado claro en sus informes que no considera los suelos del S-29 como urbanizables.El plan fue aprobado definitivamente en 2015 por el Ayuntamiento en un pleno en la recta final del mandato anterior. Pero nunca ha recibido el visto bueno definitivo del Consell. En base a ese visto bueno el agente urbanizador sostiene que el suelo que se protege ya cuenta con la condición de «urbanizable programado». Esgrime una tramitación de reclasificación que se inició a principios de la década pasada, quemó todas las etapas administrativas, con informes sectoriales, incluso con varias resoluciones de la Generalitat favorables durante este mandato. Pero sobre todo recuerda el origen «condicionado» del plan. El convenio urbanístico rubricado con la firma del alcalde de entonces, Pedro Hernández y la secretaria del pleno en la que el municipio se comprometía a sacar adelante la reclasificación -aunque la competencia final era del Consell- a cambio de recibir la cesión del suelo para la construcción del Hospital de Torrevieja, abierto en 2006. La propiedad subraya que no compensa esa cesión con aprovechamientos lucrativos.
