La tormenta de granizo que afectó el miércoles a una decena de municipios de la Vega Baja ha tenido importantes consecuencias para la agricultura. Cosechas enteras de brevas, melones, calabazas, pimientos o limones han quedado arrasadas por el pedrisco. Los daños todavía no están cuantificados pero hay muchas plantaciones de verano que son irrecuperables. La peor parte se la ha llevado la huerta de Callosa de Segura.

La zona afectada por el temporal de agua y granizo alcanzó unas 50 hectáreas. La tormenta se concentró en un kilómetro de ancho por 0,5 de largo y fue avanzando por la comarca descargando en Albatera, Granja de Rocamora, Catral, Callosa de Segura, Rafal, Algorfa, Benejúzar, Dolores, Cox y Almoradí, según destacaron desde la Unió de Llauradors y Ramaders. Se trata de una zona ligada a la agricultura tradicional que se nutre de los recursos del río Segura. El sindicato agrario apuntó que todavía se están evaluando los daños, pero los cultivos más afectados son hortalizas, sandía y calabaza (tipo cacahuete). También ha perjudicado a los cítricos, que se encuentran en este momento en fase de cuaje. «Su pequeño tamaño impide por ahora evaluar la incidencia, pero casi seguro los tirará a tierra y provocará daños a los afectados», añadieron desde la citada organización.

El secretario de La Unió de Llauradors en la Vega Baja, José Manuel Pamies, explicó que el granizo ha afectado igualmente a plantaciones de coles, apio, plantas aromáticas o melones que han sido plantados recientemente. Algunas de esas producciones estaban protegidas con mantas térmicas y según pudo comprobar han quedado agujereadas. La tormenta de pedrisco también ha dañado frutos como las brevas del campo de Albatera, albaricoques o paraguayos «casi al 80% o incluso al 100%», añadió. Durante los próximos días los agricultores realizarán sus informes de daños para poder ofrecer cifras concretas de las pérdidas por este fenómeno atmosférico. La situación es grave teniendo en cuenta las dificultades que han pasado durante el último año por la escasez de agua debido a la sequía, que ahora se había mitigado en parte con los riegos de socorro aprobados por la Confederación Hidrográfica del Segura.