Rod Weeding, un jubilado europeo que, como tantos otros, decidió vivir su jubilación en la Vega Baja, rodeado de actividades al aire libre, animales y solidaridad, anda estos días más contento que unas castañuelas porque la asociación que fundó, y en la que trabaja junto a otros muchos voluntarios, la Easy Horse Care Rescue Centre, situada en el corazón de la comarca, en Rojales, ha conseguido las 12.000 euros que necesitaba para comprar una máquina que será clave para mantener la actividad que forma parte inseparable de su vida: el refugio de equinos, el único que está oficialmente registrado en España, recuerdan.

La máquina es una miniexcavadora que evitará que este grupo de jubilados -Weeding, por ejemplo, tiene 68 años- tenga que seguir cargado las enormes balas de heno, amontonar el estiércol o cavar zanjas de más de medio metro. Y si tienen en cuenta que el centro atiende a 113 equinos el trabajo que tienen a diario es mucho. La asociación contaba con una de estas máquinas pero se averió hace meses y, desde entonces, el trabajo humano sustituyó al mecánico. No quedaba otra.

«El trabajo ha sido agotador durante todo este tiempo, pero eso no ha impedido que el refugio de Rojales continuara con su actividad. Los animales se sienten como en casa, ya que reciben todos los cuidados y el cariño que necesitan», afirman.

Agosto

Viendo que había que comprar otra miniexcavadora, el pasado agosto comenzaron a idear de dónde sacar los 12.000 euros que les hacía falta para adquirir una, aunque fuese de segunda mano. Entre las ayudas, destacan la de la fundación ilicitana de la empresa de calzado Pikolinos (que no detallan), aunque aseguran que «era la primera vez que el refugio recibía una donación de esa magnitud». Más tarde decidieron destinar los fondos del calendario anual y «tuvo tal acogida, que fue reimpreso hasta en tres ocasiones». Eso les deparó 3.000 euros para su causa.

El resto ha venido de donantes de países tan distintos como Reino Unido, Egipto, Dinamarca, Australia, Holanda, Estados Unidos y, por supuesto, España. Después de ocho meses de trabajo les faltaban aún 2.000 euros y ¡bingo! la Fundación Epona para Caballos y Medio Ambiente de Alemania se los envió con una misiva que decía: «Creo que es importante apoyarnos los unos a los otros y colaborar con la gente que ayuda a los animales, especialmente a los que, por desgracia, otras personas han echado a perder. Sue y Rod son un claro ejemplo de lo que hay que hacer».

La fundación, que ya ha encargado la miniexcavadora que tardará aún un mes en llegar, recuerda a cada una de las personas anónimas que se ha ido a ayudarles: «al jubilado que se acercó para donar 500 euros, al hombre que tocó la puerta para dar 15 mientras se disculpaba al no poder dar más» y, también, «a los voluntarios que han dedicado su tiempo a diseñar la edición de nuestro hermoso calendario».

Ahora Rod y la asociación benéfica esperan que la miniexcavadora se vuelva a convertir en su brazo derecha.