El cierre de todos los chiringuitos de playa de Orihuela ha incendiado las redes sociales con críticas de usuarios y ha causado tensiones en el bipartito que gobierna el Ayuntamiento. Aunque la medida ha sido decretada desde el departamento de Playas que dirige Luisa Boné (Ciudadanos), los reproches están salpicando a otros concejales como la responsable de Turismo, Sofía Álvarez (Partido Popular), que admitió ayer estar recibiendo un aluvión de quejas. Nadie entiende cómo es posible que el consistorio no haya sacado a licitación el servicio antes de que finalizara el contrato con Chiringuitos del sol, dando lugar al cese de la actividad durante un tiempo por ahora indefinido. Todo ello es una situación que, según Álvarez, está degradando la imagen turística de un municipio que presume de sus 16 kilómetros de costa.

«Es un tema que indudablemente repercute de forma negativa en el turismo», admitió ayer Álvarez, quien dijo que el tema va más allá del hecho de que se ofrezca ese servicio de bar a pie de playa. En ese sentido, destacó que la empresa concesionaria se ocupa además de habilitar los aseos para que puedan ser usados por los bañistas, así como las hamacas, sombrillas y otros recursos de ocio. «Es un tema delicado que afecta tanto a los turistas como a los propios residentes», dijo la edil, que insistió en que su Concejalía no tiene nada que ver con ese procedimiento.

En el consistorio son conscientes además de que está en juego la renovación de las 11 banderas azules, nueve de ellas en playas y dos en sus puertos deportivos, que son utilizadas como un reclamo de la calidad del servicio que se ofrece a los visitantes. En el Ayuntamiento dan por hecho que los chiringuitos permanecerán cerrados cuando se realicen las auditorias para revalidar la concesión de ese distintivo. El alcalde, Emilio Bascuñana (PP), dijo ayer que es un tema que le preocupa pero evitó criticar a sus compañeros de gobierno de Cs. No obstante, el regidor admitió que es un hecho que está lastrando la imagen de uno de los motores económicos del municipio, como es la actividad turística.

Mientras tanto, los usuarios habituales de los chiringuitos que han sido cerrados por orden municipal han comenzado a dejar mensajes en playas como La Caleta, en Cabo Roig, cuyos carteles han aparecido plagados de papeles pidiendo que se reabra el negocio. Además, los trabajadores afectados por el cierre de los establecimientos han convocado una concentración de protesta a las 13 horas de hoy en Cala Bosque.

Por su parte, la empresa que se ha ocupado de la gestión durante los últimos tres años ha anunciado que está estudiando emprender acciones legales contra el Ayuntamiento por los perjuicios que considera que le ha causado esta decisión, debido a que ya había realizado la inversión para el montaje de las instalaciones de cara a la temporada alta y las contrataciones para operar en sus 11 establecimientos, ubicados en Aguamarina, Mil Palmeras, La Caleta, Punta Prima, La Glea, La Mosca, Playa Flamenca, Cala Cerrada, Cala Bosque, Cala Capitán y Barranco Rubio. En ese sentido, ha presentado un recurso contra la orden de cierre.

No prorrogar

El Ayuntamiento ha decidido no prorrogar el contrato debido a que existe una investigación judicial por el supuesto amaño en la adjudicación de este contrato en 2014 para beneficiar a Chiringuitos del sol. El pasado noviembre la edil Boné anunció que no se prorrogaría el servicio por ese motivo y dijo que quedaría extinguido en junio de 2018. Sin embargo, hubo al parecer una confusión porque, en realidad, el contrato vencía en noviembre de 2017 y eso es algo de lo que se han dado cuenta ahora. Sin embargo la mercantil sí lo sabía y, al parecer, entendió que la posible prórroga prevista en el contrato ya estaba en vigor porque desde el consistorio no se le había exigido el cese de actividad hasta ahora.