La sobriedad de la procesión de la Flagelación y la escenificación del Lavatorio de Pilatos marcan la singularidad de la Semana Santa de Guardamar del Segura. El desfile procesional recorrió las estrechas calles del casco antiguo hasta llegar al castillo. Los costaleros portaban sobre sus espaldas las imágenes de la cofradía, tallas que llegaron al municipio hace 75 años.

Al llegar a lo alto del castillo, en una atmósfera de devoción, pasión y curiosidad, se representó la segunda escenificación al aire libre de la semana santa guardamarenca: El Lavatorio de Pilatos, que arrancó muchos aplausos.