La plaza de toros de Orihuela volverá a tener grandes tardes, pero ya no de toreo, sino de espectáculos y conciertos al convertirse en un recinto multiusos y polivalente 30 años después de que echara el cierre y el paso de tiempo dejara el recinto en un estado ruinoso que ningún gobierno en este tiempo ha sabido sacar de la desidia. Ayer se iniciaron los trabajos que transformarán la vieja plaza de toros en un moderno edificio que acogerá todo tipo de actividades en un día que el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, calificó de «histórico». «Orihuela lleva casi tres décadas tratando de dar solución al enquistado problema del recinto, que afea una de las principales entradas a la ciudad y, por fin, ha sido mi equipo de gobierno quien le va a dar un uso que consideramos es el mejor», dijo el regidor junto a los muros de la «monumental» de Orihuela, acompañado por el arquitecto y el director de la obra, adjudicada a Caselles Valero SL.

Las obras, que costarán 399.529 euros con el 10% de iva incluido al ser de interés público, se prolongarán durante 7 meses, por lo que en principio deberían estar acabadas a mediados del mes de octubre. Hasta el jueves los operarios van a rescatar los elementos que se van a proteger y se guardarán para volverlos a poner, como son los elementos de sillería (un 15% de la superficie). El jueves será cuando el emblemático edificio comience a ser derribado, empezando por los anillos periféricos, para levantar uno nuevo en su lugar que conservará la forma y la estructura, así como el anillo central de sillería, la herrería, la zona del ruedo, los accesos, la puerta principal, el graderío interior, los arranques de los muros (2 de los 3 anillos) y los elementos singulares como zócalos y sillería. «Cuando llegamos al gobierno nos encontramos con un proyecto redactado en el anterior mandato que sólo conservaba del edificio una pequeña cuña y que pretendía derribar todo, pero tras intensas conversaciones con varios colectivos, tanto vecinales como taurinos y otros muchos, se optó por esta opción que es la que más necesita la ciudad», indicó Bascuñana.

El remodelado espacio, que cuenta con 7.500 metros cuadrados de parcela -con un ruedo de 1.420 metros cuadrados-, contará con una amplia zona ajardinada con mobiliario urbano, un espacio para juegos infantiles y barras de ejercicios para personas mayores, y se instalarán una cafetería y aseos públicos en el exterior del recinto. El interior tendrá un aforo para 2.800 espectadores, sumando el graderío y el ruedo. Además, habrá un espacio para un museo taurino que recordará la historia de la antigua plaza de toros.

La mayor complejidad será el derribo de este histórico edificio sin dañar los elementos a conservar. De hecho, un arquitecto alertó en el proyecto de que podía haber sobrecostes al comenzar los trabajos al reconocer que por su complejidad no fue posible analizar la totalidad de los elementos constructivos por lo que «las soluciones planteadas y el alcance de la intervención, en algunos elementos en el presente proyecto, podrán verse modificados en parte». Bascuñana no quiso entrar a valorarlo y dijo confiar en los criterios técnicos.