Orihuela ya cuenta las horas para la celebración de una de sus semanas más intensas y que con mayor pasión se vive, la Semana Santa, declarada en el municipio de Interés Turístico Internacional. El primero de los actos que da paso a los muchos que vendrán, es el pregón que acogió el Teatro Circo. Pero ayer se cambiaron los papeles y el tradicional pasacalles de las distintas cofradías y hermandades, menos las penitenciales, no se celebró a su conclusión, sino antes de que el glosador, papel que con orgullo ocupó José Molina Delgado, se subiera al escenario.

Las calles de Orihuela sonaron a Semana Santa desde las 19.30 horas. La Banda de Música y de Cornetas y Tambores de la Hermandad de la Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús y la Banda de Música de la Unión Lírica Orcelitana, hicieron sonar sus cornetas y tambores precediendo un desfile muy vistoso que sorprendió a algunos oriolanos acostumbrados a que se celebrara ya bien entrada la noche, una vez acabado el pregón. Los cofrades de 11 de las 14 cofradías, hermandades y mayordomías, vistieron sus trajes en un desfile que da inicio a la Pasión oriolana. No participaron las cofradías y hermandades penitenciales como El Silencio, El Cristo de la Buena Muerte y la Resurrección, aunque sí estuvieron presentes, como el resto, en el acto de la glosa del pregón en el Teatro Circo. El recorrido se inició en la Plaza de Ramón Sijé y tras recorrer algunas de las principales calles de la ciudad llegó al Teatro Circo Atanasio Díe, que estaba abarrotado.

La Glosa del Pregón corrió a cargo de José Molina Delgado, muy vinculado a la Semana Santa. Formó parte de los Cantores de la Pasión, de la Hermandad del Silencio, con la que ha procesionado hasta la actualidad y es socio de la escolta de la Bandera de la Centuria Romana. Molina centró la Glosa en hacer un recorrido por las distintas cofradías y hermandades de Orihuela, que no hizo de manera cronológica en lo que respecta a los días que procesionan cada una de ellas, sino monumental por la ciudad, que inició en San Francisco, y continuó en Capuchinos, Monserrate, Santiago o El Carmen, hasta llegar a Santo Domingo y volver por la calle Mayor, la Catedral y terminar en la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.

Monumental

En cada lugar se detuvo recordando la cofradía, hermandad o mayordomía vinculada a ese lugar monumental. No se le olvidó ni una, nombró a las 14. Incluso citó los pasos que forman cada una de ellas y lo que a él le recordaban. Su vocación de cronista prevaleció ofreciendo más un estilo de crónica más que una glosa intimista que suele destilarse en estos casos.

En el transcurso del acto, la Junta Mayor dio sus distinciones anuales de Nazareno de Orihuela al Colegio Diocesano Oratorio Festivo de San Miguel y de Abanderado para la Procesión General del Viernes Santo a Manuel Torrecillas y actuaron los Cantores de la Pasión y el toque de Gemelas de la Convocatoria. El acto lo cerraron el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, y el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui. La principal sorpresa se dejó para el final y fue el momento en el que, recuperando una antigua tradición, se dio lectura pública del pregón a caballo, escoltado por un grupo de clarines y cuatro Pretorianos. Se encargó de las lecturas Manuel Ortuño en la puerta del Teatro Circo y en varios puntos de la ciudad, como la esquina de Alfonso XIII con Loaces, Obispo Rocamora con Calderón de la Barca, la Plaza de San Sebastián y acabó en la puerta del Ayuntamiento.