Cada vez que llueve con cierta intensidad a la geografía urbana y turístico residencial de Torrevieja "le nacen ríos". Son los colectores a cielo abierto improvisados en los últimos años para evitar inundaciones las zonas residenciales de la ciudad a modo de red de pluviales, pero a cielo abierto. Conectan las aguas de escorrentías superficiales de toda la zona la Hoya -avenida de la Cortes Valencianas, Rosa Mazón, Aguas Nuevas, Pozo Dulce, Nueva Torrevieja, y la variante de la N-332- con la CV-95 y su zona de evacuación natural, en el entorno de la laguna salada de Torrevieja.

Aunque sí hay algunas infraestructuras subterráneas con colectores terminados -por ejemplo, la que discurre por Doña Inés, o la realizada en la explanada del nuevo mercadillo-, casi toda esta "red" está trazada a cielo abierto, sobre todo a lo largo de cientos de metros en paralelos a la CV-95, o las balsas de laminación en Las Torretas -zona que es la gran perjudicada por esta medida, porque el problema se suprime en otros puntos para concentrarse ahora en este-.

No hacen falta unas precipitaciones torrenciales para observar cómo fluyen con abundante caudal. Hoy han caído unos 30 litros por metro cuadrado en Torrevieja, espaciados a lo largo de más de quince horas. El agua que evacuan no es cristalina precisamente porque recoge todos los residuos acumulados en superficie en la propia calzada y terrazas. De hecho, las rejillas de los colectores subterráneas estaban hoy repletas de residuos lo que obstruía el paso del caudal.