La suerte, dicen, es caprichosa y como un capricho del destino ayer sonrió, por segunda vez, a Coral Romero, quien aún no ha gastado los 6.000 euros que ganó el pasado 22 de diciembre con el 22.253, uno de los quintos premios de la Lotería de Navidad. Ayer volvió a ser afortunada con otros 75.000 euros gracias al segundo premio de la Lotería del Niño. El 18.442, es un número que jamás olvidará Coral, pero tampoco el resto de su humilde familia, de etnia gitana, conocidos en Benijófar Su tío, Andrés Muñoz, fue quien llevó la suerte a todos sus familiares. Decidió comprar los únicos 10 décimos que han sido premiados en este sorteo en toda la provincia de Alicante, en la Expendeduría número 1 de Benijófar. En total, 750.000 euros que cambiarán la vida a esta humilde familia de esa localidad de la Vega Baja cuyos miembros están casi todos en paro y los que trabajan lo hacen eventualmente en el campo, en las campañas de recogida de cítricos y en los mercadillos. Ninguno tiene una casa en propiedad, de hecho, reconoce Muñoz, «quienes no viven de alquiler están de okupas porque no tienen ni para pagar un pequeño alquiler y ahora podremos todos tener nuestra propia casa».

Antes de tener los boletos en su poder, sufrió un leve accidente con su furgoneta. Venía de recoger naranjas. Tras el percance, aún con el susto en el cuerpo, decidió invertir en el Sorteo del Niño Un arrebato de apuesta que ha dado sus frutos. «Llegué al estanco y pedí un número por máquina y le dije al lotero que me diera 9 décimos más de ese mismo número para repartir entre la familia», contó ayer, eufórico, a las puertas del establecimiento, donde todo el clan familiar acudió a celebrar los 750.000 euros que habían ganado (75.000 por boleto).

Llegaron, incluso, antes que el lotero, Fernando Pomares, quien acudió al establecimiento tras enterarse de que había repartido el segundo premio. «Oí que el premio se había vendido en Benijófar y al ser la única expendeduría de la localidad sabía que eramos nosotros, pero pensé que sólo era un boleto por máquina y la sorpresa fue mayúscula cuando me encontré a toda esta familia en la puerta del local celebrando con cava y bailando con los décimos en la mano porque les había tocado a todos», señaló orgulloso por haber vendido también a la sobrina de Andrés un décimo de máquina premiado con el quinto premio en Navidad «y el año pasado dimos otro quinto premio, estamos en racha», recalcó.

Una historia detrás

Tras este premio hay una historia humana que a duras penas nos cuenta Andrés mientras nos pregunta cuánto ha ganado con los dos décimos que se ha quedado (otros tres los repartió a sus compañeros de trabajo en el campo y los otros cinco a los distintos miembros de su familia) y cuánto se llevará Hacienda. «Son 150.000 euros menos el 20 %, así que 120.000 euros», le informamos. Apenas puede contener las lágrimas mientras nos reconoce la necesidad económica que tenía. «Sabes, el banco me había quitado la casa, con hijos que tengo, así que ahora podré tapar agujeros, un coche, que estaba ya roto, y una casa para vivir junto a mi familia». Lo mismo hará su sobrina Coral, madre de dos hijos, quien empezará en unos días a trabajar de barrendera «tras mucho tiempo parada». «No podía pagar ya ni el alquiler y ahora podré cumplir el sueño de mi vida, tener una casa propia, mía, con mis niños», dice emocionada.

Empapado de cava y casi ronco de cantar junto al resto «Nos ha tocado la lotería», Juan José Moreno cuenta, visiblemente emocionado, cómo pagó los 20 euros del décimo a Andrés con el único dinero que le quedaba en la cartera. «Estoy sin trabajo, con dos hijos y no podía ni pagar el boleto y ahora compraré un pequeño bungalow y pienso poner un negocio junto a mi familia».