Es la primera imagen que queda en la retina de quien llega a Orihuela. Imponente, en lo alto del Monte de San Miguel, y visible a varios kilómetros de distancia, el Seminario Diocesano se erige imponente y observa a la ciudad desde las alturas, como viene haciéndolo desde hace 275 años. Un aniversario para recordar que el Seminario ha querido celebrar por todo lo alto este año, y cuyos actos del Año Jubilar, concedido por el Papa Francisco desde el 7 de diciembre de 2016, hasta hoy, día 8 de diciembre de 2017, se cerraron ayer por la tarde con la asistencia del obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui.

No faltaron los recuerdos protagonizados por este seminario desde que el obispo monseñor Juan Elías Gómez de Terán lo inaugurara en 1742 promovido por el Concilio de Trento. Bajo el lema «Os daré pastores» ha sido un año en el que se han promovido las peregrinaciones al Seminario para que pudiera ser visitado por parroquias, colegios y a todo aquél que haya querido conocer más sobre esta institución diocesana.

El acto de clausura de este intenso año, en el que la Capilla Mayor ha sido templo jubilar, fue seguido por gran parte de la sociedad oriolana que tiene un especial cariño a su Seminario en el que se han formado miles de sacerdotes. Actualmente cuenta con 93 seminaristas, que supera cifras de años anteriores.

El Seminario Diocesano de Orihuela fue fundado el 7 de marzo de 1742 y su ubicación responde a la proximidad del Monte de San Miguel a la ciudad y a la catedral, así como por ser un lugar apartado que permitiera a los seminaristas dedicarse a su formación. El monte encerraba toda una simbología para Juan Elías, que quería que los futuros sacerdotes estuvieran edificados sobre «la roca» que es Jesucristo. Hoy, 275 años después, el Seminario sigue siendo el lugar de formación para quienes deciden hacer del sacerdocio su vocación.