La primera vez que Pilar le oyó decir a su hijo que a la hora de comer les ponían en el cole servilletas del Congreso, no le dio importancia. ¿De dónde sacará este crío esas cosas tan raras? Pensó con esa forma especial que tienen las madres de escuchar sin atender comentarios más producto de la imaginación infantil que de la realidad del día a día. Servilletas del Congreso en el CEIP Amanecer de Torrevieja. Vaya ocurrencia. Si acaso pensó que su «chiguito», muy curioso, iba para político, o que quizá habría visto demasiado el telediario. Hasta que el chaval, harto de que no le hiciera nadie caso, se limpió a la hora de comer en el colegio con la manga del jersey, se guardó en la mochila una de las servilletas que les ponían todos los días en el comedor para llevársela a su madre... Y sí. En efecto. Sobre el fondo blanco de la celulosa habitual en estos casos, ahí estaba la impresión dorada con el escudo institucional. Y sí. Su «chiguito», como todos los alumnos que comen en el colegio, utilizaba las mismas servilletas que Sus Señorías en el mismísimo Congreso de los Diputados de la Carrera de San Jerónimo.

Más nobleza, empaque y tronío a la hora de comer imposible. Aunque el colegio Amanecer lleve en aulas prefabricadas desde el 2004. Aunque las instalaciones de «barracones» no permitan la elaboración de los menús en el mismo centro.

La insignia no dejaba lugar para la duda. De forma oval, rodeada del collar de la Orden del Toisón de Oro -carnero colgando incluido-, y bajo la Corona Real una banda con la expresión «Congreso de los Diputados». Dentro del blasón o escudo propiamente dicho, se reproducen los cuarteles correspondientes al antiguo escudo grande de los Reyes de España -incluyendo los históricos de los reinos de Castilla, León , Navarra y Aragón, el Reino de Granada y la heráldica de la casa Borbón-Anjou-. A los que se unen los blasones de Sicilia, Austria, las armas modernas y antiguas de Borgoña, de Parma-Farnesio, Toscana-Médicis, Brabante, de Tirol y de Flandes. Águilas, leones rampantes y flores de lis a la hora de comerse las lentejas.

Muchos pensarán que en estos tiempos convulsos de nacionalismos es una buena forma de inculcar los sentimientos patrióticos desde la escuela. Pero no va por ahí el tema. Tiene más que ver con vaivenes empresariales y aprovechamiento de recursos en stock que con la promoción de la unidad de España. La Cámara Baja se acerca al cole, sí, pero de la mano de una empresa de catering, filial de la multinacional que se encarga del buen yantar de Diputados y Diputadas en el Congreso. El excedente de estas servilletas tan distinguidas solo dio para dos semanas en el comedor. Pero daba igual. Fueron dos semanas en las que, aunque la comida seguía siendo la misma -con profusión, eso sí, de verdura, legumbres y pescado-, sentarse a la mesa era un momento especial para los alumnos y profesores del colegio Amanecer.