La Glorieta vuelve a contar con su icono, el que le da nombre. El busto del escritor Gabriel Miró ha regresado a este lugar tras someterse durante dos meses a un proceso de restauración para eliminar el depósito calcáreo, la corrosión y la oxidación que tenía en su superficie. Los trabajos los ha llevado a cabo la restauradora oriolana, Maite Gilabert. Se ha aprovechado su restauración para recolocar la obra de José Séiquer Zanon a la altura de la puerta de la parroquia de San Vicente Ferrer, donde se instaló en 1932, tras su inauguración. El 28 de octubre se hará un acto público rememorando esa inauguración.