El PP de Orihuela volvió a escenificar ayer, de nuevo, su ruptura interna. Dos de sus ediles, Dámaso Aparicio y Begoña Cuartero, no acudieron a la sesión plenaria en la que como asunto estrella se debatía una moción del PSOE para reprobar al alcalde de Orihuela, el popular Emilio Bascuñana, por el supuesto espionaje realizado a Aparicio, cuyas conversaciones privadas de WhatsApp acabaron en el despacho de Alcaldía. Este hecho suscitó una guerra interna dentro del grupo municipal popular que ha terminado ante el Comité de Derechos y Garantías del PP después de que el presidente local y edil, Dámaso Aparicio, instara una investigación para aclarar los hechos y donde cita como testigo a Cuartero. Ambos evitaron así tener que votar en contra de la reprobación de su jefe de filas, como hicieron el resto de ediles populares.

El PP contó con dos votos menos pero esto ni impidió que PP y Cs tumbaran la reprobación a Bascuñana al contar con 12 sufragios frente a los 10 de PSOE y Cambiemos; mientras, Foro Demócrata se abstuvo.

La propuesta de reprobación creó gran expectación. Se esperaba que Bascuñana diera explicaciones públicas, por primera vez, sobre el supuesto espionaje del que se le acusa. Sin embargo, el encargado de defenderle fue el portavoz del grupo municipal popular, Paco Sáez, quien no desmintió los hechos denunciados por Aparicio ante su partido, sino todo lo contrario, dio por buena la veracidad de las acusaciones evitando el uso de condicionales y basando su posicionamiento de voto en que los hechos pertenecen al ámbito privado «y deben ser los organismos privados quienes diriman el asunto y allí se depurarán responsabilidades y afectarán a quien corresponda, no lo dude».

Conversaciones

Sáez evitó hablar del uso que se hizo de esas conversaciones privadas que Aparicio mantuvo con empresarios, ediles y cargos públicos de su partido a través de whatsapp y que acabó leyendo Bascuñana, pero sí en quién sustrajo esa información. «Hasta la fecha, que yo conozca, no hay acusación manifiesta que demuestre que la información presuntamente sustraída de manera ilegal y de forma vergonzante al señor Aparicio haya sido obtenida por parte del alcalde».

Pero la defensa más férrea de Bascuñana llegó por parte de su socio de gobierno, el portavoz de Cs Juan Ignacio López-Bas quien en un duro tono no dudó en tachar de «inquisitorial» la actitud del edil socialista Víctor Ruiz al llevar a pleno esta reprobación, de lo que dijo no tener certeza de que el supuesto espionaje fuera cierto y «en todo caso, debería juzgarlo un tribunal y no el Ayuntamiento (...) Estamos ante una censura encubierta e inquisición patente porque el discurso de Torquemada de Ruiz tiene su enjundia», señaló, ante la mirada casi perdida de Bascuñana a quien se le veía incómodo. Y señaló que el asunto «es una cuestión interna del Partido Popular».

El socialista, por su parte, defendió su propuesta porque «este escándalo inaceptable está afectando al funcionamiento del Ayuntamiento y a la estabilidad del gobierno» por usarlo como «revancha política cambiando concejalías» y dotando de menos partidas a las áreas que ostentan los concejales «díscolos». Ruiz recriminó a Bascuñana que hubiera perdido la oportunidad para explicarse y zanjar este turbio asunto que enfrenta a dos facciones dentro del grupo popular e indicó que muchos ciudadanos consideran que el alcalde es un «mafioso», además de «un narcisista, cínico y cobarde por no haber dado explicaciones (...) Su silencio dice mucho porque no tiene con qué defenderse», expresó y «sólo le queda una salida honorable, que es presentar su dimisión».

Ruiz recibió el apoyo del portavoz de Cambiemos Orihuela, Karlos Bernabé, quien se quejó de que «sus luchas feudales las estén pagando los ciudadanos». La portavoz de Foro Demócrata, Pepa Ferrando, decidió no pronunciarse y abtenerse sobre lo que era el asunto más sensible de toda la sesión plenaria.