Los residentes de las casas ubicadas sobre la misma arena de la Playa Babilonia, en Guardamar del Segura, continúan esperando una resolución judicial que les permita adoptar medidas para salvaguardar sus viviendas y reconstruir la acera que fue arrasada por los temporales del pasado invierno. La asociación de vecinos acudió a los tribunales solicitando protección ante el desamparo al que, según dicen, les tiene sometidos el Servicio Territorial de Costas de Alicante y el Ayuntamiento. Y lo consiguieron, pero solo en parte. En enero un juez ordenó ejecutar trabajos para consolidar las aceras y las propiedades. Sin embargo, se presentó un recurso a través de la Abogacía del Estado para tratar de impedirlo. La Delegación del Gobierno aseguró entonces que las concesiones acabarán en 2018, algo con lo que no están de acuerdo los afectados, que creen que la Ley de Costas les permite vivir allí al menos 60 años más.
«No entendemos cómo Costas da por hecho que nos vamos a ir en 2018. Primero porque la Ley aprobada en 2013 prevé la renovación de las concesiones otorgadas antes de 1988 y, segundo ,porque recurriremos por vía judicial a todas las instancias posibles. Si inician el expediente para echarnos se recurrirá. De aquí no se va a ir nadie», aseveró el secretario del colectivo vecinal, Manolo López.
Los residentes creen que Costas está «dejando morir» las viviendas al impedir que se ejecuten obras para protegerlas. Aseguran estar preparados y dispuestos para acometer la reposición de la acera que estaba ubicada delante de sus casas y que, en caso de temporal marítimo, protegía las propiedades del oleaje. El proyecto ha sido costeado por el centenar de vecinos que allí viven, que están dispuestos a sufragar los trabajos con 750.000 euros. «Estamos preparados para empezar la obra en 24 horas», mantienen.
El escollo que han encontrado es que tras el recurso de la Abogacía del Estado este asunto quedó en manos del TSJ, cuya primera resolución fue la de anular la medida cautelar conseguida, y eso es algo que han recurrido, por lo cual entienden que la providencia no es firme.
En principio, Costas dijo al juzgado de lo contencioso-administrativo Número 1 de Alicante que no se oponía a que se realizasen dichas obras, pero alegó que carecía de consignación presupuestaria. Eso sucedió en febrero, pero hasta el día de hoy el asunto sigue enquistado y la playa presenta una imagen dantesca.
Escombros
Mientras tanto, son decenas de vecinos los que se despiertan cada día frente a una montaña de escombros pegada a sus porches. Aun así se puede decir que son algunos de los «privilegiados» de la zona, porque hay otras muchas propiedades que se encuentran en peor situación y el oleaje las golpea con virulencia cada día. Están en ruina y deshabitadas. Durante los últimos años varios de los afectados han colocado escolleras frente a las viviendas para protegerlas. Recuerdan que se enfrentaron a expedientes sancionadores pero, según aseguran, una vez que acudieron a la vía judicial, ganaron todos los casos.
En la actualidad buena parte de esta playa sigue cerrada a los bañistas, aunque muchos de ellos no respetan las vallas y acceden cada día. El Ayuntamiento decidió este año ampliar la zona clausurada a 900 metros por el «peligro» existente, desde la casa número 1 hasta la 197. La administración mantiene que no está garantizada la seguridad.
