Con el semblante serio de quien quiere aguantarse las lágrimas, la concejal de Cambiemos Orihuela, Marta Guillén, anunció ayer su renuncia al acta de edil. El motivo que esgrimió para tomar esta decisión «muy triste» es la imposibilidad de compatibilizar su actividad institucional con la personal y laboral «con ese gran ritmo de trabajo que nos marcamos».

Aunque recalcó que el motivo de su renuncia no es «por ganar más dinero fuera» sí puso sobre la mesa un problema que atañe a algunos ediles de la oposición y es la «asfixia económica» a la que el regidor Emilio Bascuñana les ha sometido desde el inicio de legislatura. A Cambiemos sólo le autorizó una media dedicación, poco más de 800 euros al mes, que el portavoz de la formación, Karlos Bernabé, y Marta Guillén, se reparten, además de las indemnizaciones por asistencia a plenos y comisiones que cobra sólo uno.

En este sentido, Guillén criticó la situación de «precariedad impuesta» lo que hace «más difícil asumir esta carga de trabajo y compatibilizarlo». «A ciertos grupos de la oposición se les castiga con condiciones de precariedad que hacen aún más difícil compaginar la situación institucional con nuestras vidas privadas». Y señaló que «otros ayuntamientos tienen liberados a sus concejales». La edil, arquitecta de profesión, tiene previsto opositar. El siguiente en la lista es Manuel Mazón, aunque será su asamblea quien lo decida.