Francisco Rodríguez, el candidato que el pasado lunes perdió las elecciones a la presidencia del Partido Popular (PP) de Callosa de Segura, está molesto y no tanto por haber perdido sino por las formas que se encontró, lo que le ha llevado a no firmar las actas y a impugnar los comicios al considerar que la dirección provincial le puso trabas por el sencillo motivo de que él no era el representante que querían para el municipio, sino Manuel Millán, quien sumó 152 sufragios por los 94 de su candidatura.

Las elecciones al PP de Callosa de Segura, por tanto, no han terminado para Rodríguez, quien se muestra molesto por todo el procedimiento que se ha seguido desde el día que anunció que presentaría su candidatura pues se encontró al cabo de unas horas con una negativa a aceptarla porque una de las personas que le acompañaba en la misma, supuestamente, no había pagado la cuota de 25 euros. Tardó menos de 24 horas en presentar el justificante bancario pero, aseguran desde su lista, ese día comenzó un tortuoso camino para conocer quiénes del partido tenían derecho al voto.

La lista, que entonces tenía 120 personas dadas de alta, la vio un día antes de que se cerrara el plazo, el día 30, al mismo tiempo que miembros de la otra candidatura. Curiosamente, después el censo casi se triplicó pues ejercieron su derecho 246 vecinos de los 700 que componían una lista de afiliados entre los que se encontraban muchas personas ya fallecidas, según aseguran desde su candidatura. Rodríguez, viendo aquel censo y conociendo sus fuerzas, consideró que ganaría les elecciones y ese aumento inusitado de personas con derecho al voto que asegura se produjo el último día de plazo es lo que motivó su derrota.

Las supuestas trabas que le han llevado a denunciar el proceso continuaron el propio día de las elecciones cuando permitieron que «votara una mujer de 94 años que tiene alzheimer y la hermana por una afiliada», también aseguran que la mesa para resolver incidencias estaba formada por cuatro personas que pertenecían a la candidatura o eran familiares del otro aspirante, de Manuel Illán, lo que fue permitido por «las dos personas que envió el partido para supervisar el proceso, Emilio Fernández y Adrián Ballester». Los miembros de la candidatura se quejan también de que la exigencia de que los ingresos del pago de la cuota para poder votar fueran nominales sin permitir que un padre, por ejemplo, pudiera haber pagado el de su pareja o el de sus hijos. Así puso el ejemplo del edil Víctor Rodríguez que se encontró con esta circunstancia que consideran anómala.

«Se marcharon más de veinte personas que nos apoyaban sin poder depositar el voto y muchos otros afiliados se fueron avergonzados por lo que estaban viendo», añaden las mismas fuentes.