El tradicional juego del caliche tiene cada vez menos adeptos en la Vega Baja, donde casi han desaparecido las zonas para practicarlo. Era, hasta hace unos años, un deporte muy seguido y pasaba de generación en generación. Sin embargo, los jóvenes apenas quieren ya saber algo de este juego que consiste en lanzar un pequeño disco metálico para tratar de golpear con fuerza el caliche, el palo, sobre el que se coloca una moneda para que ésta caiga más cerca del disco lanzado que del caliche.

Ayer se volvió a demostrar la falta de interés de los más jóvenes en la final de la decimocuarta edición del Torneo de Caliche celebrado en las instalaciones deportivas de El Saladar en Almoradí. Un total de 26 participantes se dieron cita en la competición. El edil de deportes de la localidad, Alfonso García, advierte que «si no hay renovación, y van entrando jóvenes para sustituir a los más mayores que ya no pueden jugar, en un año va a ser difícil que pueda continuar este torneo que lleva 14 ediciones».

Almoradí es de los pocos municipios donde aún se sigue jugando al caliche de manera habitual. De hecho cuenta con unas instalaciones preparadas para la práctica de este deporte y celebra un torneo anual que coincide con las fiestas del Sagrado Corazón de Jesús de la pedanía de El Saladar. «Ya en pocos sitios de la provincia se realiza porque no hay relevo generacional» lamenta García.

Homenaje

Uno de los grandes defensores del caliche era el almoradidense José Sánchez Ferrer, que falleció el pasado mes de enero. Ayer, sus compañeros de juego, la corporación municipal, sus amigos y familiares quisieron rendirle un sentido y emotivo homenaje durante la final del torneo que él promulgó.

Las instalaciones dedicadas a este juego tradicional en El Saladar llevan desde ayer su nombre, tras descubrirse una placa, y el torneo anual ha pasado a llamarse «Memorial José Sánchez Ferrer».

La pareja formada por Antonio y Mariano fue la ganadora.