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San Miguel de Salinas

El alcalde de San Miguel de Salinas declara 142.000 euros en ingresos agrícolas tras años sin actividad económica

Ángel Sáez asegura que hace un año se convirtió en agricultor, arrendó una finca de 20 hectáreas y la facturación es fruto de venta de sandías, melones y patatas

El alcalde de San Miguel de Salinas, Ángel Sáez, en un pleno. tony sevilla

El alcalde de San Miguel de Salinas, Ángel Sáez (PP), se ha hecho empresario agrícola en el momento de la edad de jubilación. Y de éxito, a juzgar por lo que queda reflejado en el Boletín Oficial de la Provincia. El alcalde sanmiguelero ha pasado de declarar entre 4.000 y 30.000 euros anuales en su registro de intereses del Ayuntamiento -casi todo derivado de su sueldo como primer edil-, a unos espectaculares 142.000 de facturación por actividades económicas, que es lo que refleja ahora ese mismo documento en el BOP.

En la administración local, todos los cargos públicos del país están obligados a actualizar este registro cuando se produce algún cambio reseñable en su situación económica. Por lo general con periodicidad anual. Y eso es lo que ha hecho el veterano alcalde de San Miguel, conocido entre sus vecinos con el nombre de «Angelín». Dar cuenta.

Explica que hace aproximadamente un año arrendó una extensa finca agrícola de 20 hectáreas en Torremendo, pedanía oriolana que linda con San Miguel de Salinas, y que situada junto al embalse de la Pedrera cuenta con dotación de agua de la Comunidad de Regantes de Hurchillo (Orihuela). Sáez mantiene que él siempre ha sido agricultor. Su esposa ejerce a efectos legales como empresaria agrícola desde hace muchos años. Y que ahora, aclara a preguntas de INFORMACIÓN, ya tiene que pensar en el día que deje la presidencia de la Corporación (en la que lleva 14 años). Advierte, no obstante, que no tiene voluntad de abandonar (de momento), ya que mientras esté en su mano hará lo posible para que la «extrema izquierda» no se haga con el poder en este municipio. Y entre tanto hace un año hizo «los papeles» para darse «de alta en la Seguridad Social y Hacienda» en su afán de compaginar su actividad en el gobierno municipal y su faceta de empresario agrícola.

No parece que le haya ido nada mal. Fruto de esta iniciativa son los más de cien mil euros de facturación que ha presentado. Asegura que tienen su origen en la venta de melones, sandías y patatas. «Todo legal», reitera para quienes «se aburren escribiendo» en las redes sociales. «Creo trabajo -contratando empresas de trabajo temporal para contar con personal a jornada para la recogida de las cosechas- y estoy en mi derecho como cualquier ciudadano de ejercer una actividad económica», mantiene, mientras explica que al recibir un sueldo de dedicación parcial en el Ayuntamiento legalmente está autorizado para tener otras fuentes de ingresos y actividades. «Aporté el contrato de arrendamiento de las tierras y todas las altas, y la facturación en el Ayuntamiento. A todo eso hay que quitarle los gastos y descontar, asegura, el sueldo de alcalde -en torno a 30.000 euros-. La agricultura no es negocio», explica para justificar la abultada facturación, para aclarar que el margen de beneficios puede dar para vivir, siempre en función de unos precios por los productos que los agricultores no están en disposición de fijar.

«Angelín», que responde al periódico precisamente a pie de bancal, gobierna en San Miguel de Salinas desde el año 2003, ahora con un acuerdo con dos concejales de UpyD al perder la mayoría frente al PSOE e IU. Durante todos estos años su gobierno consagró el futuro del municipio al crecimiento urbanístico. Pese a que buena parte de su término municipal se encuentra en una zona protegida, Sierra Escalona, y la otra mitad está plantada de cítricos, han crecido más de una docena de urbanizaciones alrededor del casco urbano, algunas con grandes problemas legales y de infraestructuras. El actual gobierno de Sáez considera todavía que «plantar casas» es muy rentable, pero ya no es la panacea que iba a garantizar el futuro de sus poco más de cinco mil vecinos porque los juzgados no vieron nada claro su nuevo Plan General tramitado durante diez años y lo anularon. Ahora con los datos declarados por el alcalde parece que lo rentable es plantar melones. Es lo que da el terreno.

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