Los restos arqueológicos que todavía siguen en pie forman parte de un conjunto de vigilancia y defensa construido en las últimas décadas del 1800. Con la idea de atajar el contrabando al que se dedicaban buena parte de las gentes del lugar-Torrevieja era líder en esta actividad ilegal-, se levantó un puesto de carabineros, uno de los primeros del país,en este emplazamiento costero. Las instalaciones fueron después utilizadas durante la Guerra Civil, y de esa época data el refugio antiaéreo refugio antiaéreoque se puede visitar. El acceso al subterráneo y a una galería de unos veinte metros de longitud, en buen estado, es sin embargo esquivado con desinterés por el público habitual del paraje , concurrido todo el año.
Las construcciones se encuentran en esa zona indeterminada del sur de Alicante donde uno no sabe si está en término de Torrevieja o de Orihuela. O en los dos, como podrían estar las galerías subterráneas del refugio. Mientras en tierras torrevejenses se localizan las soleras de los edificios del Cuartel y parte del antiguo aljibe cuya boca aparece condenada al silencio por las ruinas. La ubicación es ideal para que ni una administración ni la otra tomen decisiones efectivas para su conservación. La sola datación de los restos en el siglo XIX ya les confiere protección genérica automática. Pero el tiempo que vienen ocupando esa primera línea litoral no es suficiente para seguir ocupando un suelo que comparte con cientos de viviendas de playa. Todo pese al interés mostrado por técnicos conocedores de la historia y su preocupación por incluirlos en catálogos de bienes de interés, como ya recogió INFORMACIÓN.
El chocante escenario, con los clientes del chiringuito, -nacionales y extranjeros- rodeando en sus mesas lo que queda del antiguo aljibe, aumenta la sensación de dejadez y de ruina. Otras edificaciones terminaron siendo derruidas hace cuatro años de forma anónima. Pocos podrían imaginar que ahí se ubicaron cañones de artillería para defender la costa de posibles desembarcos de tropas franquistas y de ataques a la base naval de Cartagena. Convertidas en urinario, las paredes de una caseta sobreviven al vandalismo y al desinterés con el pundonor que dan los años y las historias. Ni una indicación, ni un cartel, informan sobre el origen o la procedencia de los restos. El quiosco, que funciona al menos desde hace cinco años, está situado sobre la franja de servidumbre de protección y paso del deslinde de Costas. Las actividades en esa zona deberían estar gestionadas y autorizadas por la Generalitat. En el mismo tramo de costa, entre cala Piteras y Punta Prima, hay otros dos establecimientos en servidumbre de protección.
El municipio, que en los dos últimos años ha exigido el cumplimiento de la legislación y ha clausurado tres chiringuitos, solo puede actuar en concesiones sobre dominio público (sobre la arena de la playa), regladas además a través de un proceso de adjudicación. Este diario intentó conocer información sobre las concesiones de quioscos autorizadas por la Generalitat en Torrevieja, sin éxito. Mientras tanto, entre cerveza y cerveza, se olvida un trozo de la historia local.
