Viendo la tele, me vienen a la cabeza dos supuestos. Uno, o que se deben muchos favores y hay que pagarlos; o dos, que se gasta el dinero de todos buscando sólo una cosa, el interés personal. ¡Me inclino por los dos!. Por el primero debido a que hay mucho estómago que alimentar y bocas que cerrar, como diría el veterano periodista/colega José María García, y por el segundo porque ya se sabe aquello de «dame pan y dime tonto», que diría Buster Keaton, que no sé si lo decía, pero a mí me da la gana ponerlo en su boca, porque, total, el mozo cría malvas desde hace años y, además, su familia vive en el país de los sueños y las oportunidades, como Donald Tramp.

Los chicos de Quino I de Morella, el Magnánimo, al más puro estilo Juan Guerra, el hemanísimo de Alfonso, exvicepresidente con Felipe González, gastan sin anestesia y a manos llenas, sin mirar más allá que su propio beneficio; vamos que tiran con pólvora del rey y no de Antonio «El Polvi» Ferrández. Parece -digo parece- como si quisieran comprar voluntades o pagar favores, aunque tal y como va la cosa, parece -digo parece- que se perpetuarán en el tiempo (lo de pagar favores), recordándonos etapas que parecían superadas. Estos muchachos, los «Quinoboys» -nada que ver con los que se contratan para despedidas de soltera; ¿o sí?, ¡vaya usted a saber!- se han «empeñao» en volver a poner en marcha, con las «perricas» de todos -no con las suyas, porque esas están a buen recaudo-, una tele que se montó para mayor gloría de Eduardo Zaplana y que era más deficitaria que una fábrica de cubitos en el polo norte. Esto no lo digo yo, lo decía el Estudio General de Medios de la época, pero a ellos ¡qué más les da! o, como diría el coletas Pablo Iglesias, ¡se la suda/pela!. Esto les importa más que encontrar terrenos para una planta de basuras en la Vega Baja, que, recordemos, también es Comunidad, porque el sur, señor-don Quino, también existe. Parece -digo parece- que nuestros «desgobernantes» son de «trago largo» y de la opinión de que «la mierda es para quien la genera», como la máxima marxista sobre la tierra, que «es para quien la trabaja». La mierda, por lo menos ahora, no da votos; antes, y sobre todo en Orihuela y la Vega, sí, pero esa es una historia que tendría que contar la Familia Fenoll o la de aquellos que rodearon al mecenas gaviotero, a quien tanto repudian ahora, como hiciera San Pedro con Jesucristo, pese a que éste le dijera que sobre él levantaría su Iglesia. ¡Desagradecidos!.

Quiero dejar claro que soy uno de esos «románticos» que, pese a su nefasta gestión, lo que, últimamente, ha llevado a cerrar más de uno, apoya que haya muchos medios de comunicación y más si son públicos, porque ya se sabe que sin Periodismo -con mayúsculas- no hay Democracia y si no que se lo pregunten a los «podemitas», que ahora abogan por la libertad de expresión, de ahí que, incluso, pretendan que se derogue lo del «delito de enaltecimiento del terrorismo»; ¡válgame la Virgen!. ¡Amigo Sancho, esto no es lo que era!. Mucho me temo que se seguirán pagando favores y que los plumillas que se recuperen de la extinta Canal Nou -no hago la rima por respeto- serán de la cuerda del jefe, verdes por fuera y rojos por dentro -¡faltaría más!-, ya que de lo contrario -¿verdad Mónica ( Oltra, no Lorente)?- serán condenados a galeras -¡anda, como Ben Hur!- o al exilio en Formentera -como antiguamente-, mientras que aquellos que no eran, ni son, «amiguetes» del «macho alfa/dominante» o despidan un ligero «tullifo» rancio -léase «azulón al estilo "rajoyista"»- serán ninguneados -estarán casi fuera de la Ley- y olvidados en una «mesica» de segunda mano o de Ikea -se la tendrán que montar ellos mismos- en los pasillos de Palacio, que para eso pagamos nosotros. ¿Un ordenador?; ¡una mierda, una máquina de escribir Olivetti y vas que te matas!. ¡Haber «pedío» muerte, chaval!. Una cosa me gustaría, ¡que se hablase, en castellano si es posible, de la Vega Baja, pero de lo bueno, que hay, y mucho, en esta comarca de mis entretelas!.

¿Y por qué digo que no me mandes más postales?. Hace un tiempo que voy viendo, no sin asombro -¡incluso con envidia!-, que Quino I de Morella, el Magnánimo, está publicitando, en distintas teles -¡privadas eso sí!-, la Comunitat y el eslogan -¡Dios sabrá lo que se están gastando!- es ese: «No me mandes más postales». ¡Qué cosas; la mayoría de las imágenes que aparecen en el spot son de Valencia, de Benidorm o Alicante. ¡Coño -y que no valga como ejemplo o que me coma la boca un cochino- la ciudad con más monumentos en todo el Reino y más playas con banderas azules es -sin ánimo de molestar- Orihuela, pero de nuestro pueblo o de otro cualquiera de la Vega Baja no hay rastro; ¡vamos, que nos existimos!. ¡Quino, no me mandes más postales!. ¡Haz algo para que te queramos, porque quererte, lo que se dice quererte, no te queremos «naica», macho! ¡No sólo de inaugurar casas natales falsas vive el hombre!.