Todos los niños tienen a sus héroes, personajes conocidos reales o de ficción, a los que quieren parecerse. Sin embargo, para una niña de 9 años de Redován, son Ramón Cayuelas y Fulgencio Bermejo. Sus nombres no les sonarán de nada, porque no son dos reconocidos futbolistas, ni cantantes de éxito. «Tan sólo» son dos profesores de Orihuela, cuya labor pocas veces es reconocida y no centra la atención de los medios de comunicación, pero que han hecho algo muy grande. Tan grande como hacer sonreír y sorprender a la pequeña redovanense que, por primera vez en su vida, ha podido coger objetos con su brazo izquierdo, una extremidad que no tiene completa de nacimiento. Ambos docentes le han diseñado una prótesis de brazo articulada, gracias a la tecnología de la impresión 3D, que le entregaron el pasado jueves en la I Feria de Formación Profesional que se celebró en Orihuela, como regalo adelantado de la Comunión que celebrará el próximo 14 de mayo.

«Ver su cara de alucinación cuando cogió su primer objeto con la mano izquierda no se me olvidará en la vida», nos cuenta aún emocionado Bermejo. «Esa cara, esa sonrisa, con eso nos sentimos más que pagados y hace que merezca la pena la cantidad de horas que hemos echado», añade Cayuelas, mientras coloca sobre una mesa las piezas que se descartaron en la fabricación de la prótesis.

El brazo completo en 3D necesitó de la impresión de 14 piezas para formar los dedos (tres cada uno excepto el pulgar que lleva dos), más la palma de la mano, el antebrazo, el brazo y varios tensores que simulan los tendones y dan movilidad a los dedos. Todos los elementos salieron de una impresora en 3D que tiene el IES El Palmeral, donde es profesor titular Fulgencio Bermejo. «Dejaba las piezas imprimiéndose por la noche, ya que sólo el brazo necesita unas 16 horas para estar impreso, una mano 9 y más de una hora cada uno de los dedos». Un tiempo que se añade al que han empleado en el diseño y en los diferentes descartes hasta dar con el modelo definitivo. «La de horas de nuestro tiempo libre que le hemos dedicado a este proyecto, y con mucho amor», señala Cayuelas, profesor del Colegio Diocesano San José Obrero.

Un sueño

Ambos centros educativos han unido sus fuerzas para hacer realidad lo que parecía un sueño cuando en febrero del año pasado empezaron a trabajar en la fabricación del brazo articulado. «En realidad lo que es el material empleado en fabricar el brazo en 3 dimensiones es un gasto mínimo, hablamos de unos 10 euros y se ha impreso en la impresora de 3D más básica que hay en el mercado», explica Bermejo, quien, no obstante, reseña que «otra cosa, invalorable, es el tiempo de trabajo que hay detrás». «Y lo hemos hecho muy a gusto», aclara.

Un trabajo altruista por parte de estos dos profesores oriolanos a los que, en las casi dos horas que duró la entrevista que ha mantenido este periódico con ellos, han repetido, al menos en una docena de ocasiones, las facilidades que puso la pequeña para hacer realidad su nuevo brazo ortopédico, que puede mover los dedos y agarrar objetos gracias a unos hilos transparentes que van de la punta de los dedos hacia la muñeca y el antebrazo y que salen por la pared de la prótesis lo que permite que al estirar cerrando el brazo, los hilos cierren la mano.

El proyecto se puso en marcha cuando la madre de la niña vio por televisión la prótesis que un grupo de profesores habían fabricado a Unai, el primer niño que tuvo en España un brazo articulado impreso en 3D. En el proyecto participó el IES El Palmeral a través del programa «Enabling the Future», una comunidad que busca facilitar prótesis de bajo coste. El profesor vasco Carlos Lizarbe facilitó el contacto de Bermejo a la madre de la pequeña. Éste se ilusionó con el proyecto y con la ayuda de Cayuelas, que imparte un módulo del que es alumna, precisamente, la hermana de la menor redovanense, se inició el diseño del brazo, cogiendo como base el de Unai, cuyo modelo a su vez fue descargado de internet, de la comunidad «Enabling the Future». Allí, personas anónimas, comparten modelos de extremidades para poder ser impresas en 3D. «Una vez que tuvimos el diseño, se nos facilitó el software necesario para poder verlo en el ordenador e imprimirlo, aunque hubo que adaptarlo al tamaño de la niña, para lo que escaneamos su brazo izquierdo con un escáner 3D y así evitamos tener que hacerle un molde de escayola como la mayoría hacen. Usamos la tecnología de la que disponemos para todo», explican.

«Versión 1.0»

Los colores de la prótesis fueron elegidos por la pequeña. «Cogimos un folio y calcamos el modelo del brazo ortopédico; se lo dimos a la niña y le dijimos que lo pintara, como si fuera un trabajo para el colegio, y que su brazo sería igual a ese. Y escogió los colores rosa para la mano y el antebrazo y rojo para el brazo. Así que también colaboró en el diseño». «Es sólo la versión 1.0», señala Cayuelas, quien está convencido que en pocos años la pequeña podrá imprimirse, en su casa, sus propias prótesis gracias a la tecnología 3D.

¿Cómo se fabrica una prótesis de brazo en 3D?

¿Cómo se fabrica una prótesis de brazo en 3D?

Fabricar un brazo ortopédico en 3D resulta más fácil de lo que pensamos. Lo primero es tener un modelo que pueda leer la impresora 3D (la más barata) y que se pueda descargar de internet. Hay que adaptarlo al tamaño de la persona que lo llevará y elegir la densidad, que en el caso de la niña de Redován es de un 20 %, el resto es hueco. En cuanto al material, es PLA, un plástico derivado del almidón, que al ser de origen vegetal no huele y es más natural. Para las uniones, los tendones, se optó por filaflex, un material flexible, y silicona fina para las yemas de los dedos y la palma, que facilita el agarre.