El alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana (PP), firmó la semana pasada un decreto por el cual asumirá los «grandes proyectos» de la ciudad que, por su dimensión, afectarán a varias concejalías de forma transveral y que requerirán, dice, de un «liderazgo». El suyo. De esta forma, la gestión del proyecto de culminación del Centro Cívico de La Aparecida o la remodelación de la Plaza de Toros, los dos proyectos estrella que el equipo de gobierno prevé ultimar este año (en principio se contemplaban para 2016 pero el retraso en la aprobación del presupuesto obligó a retrasar las obras).
La aprobación de esta resolución no ha sentado nada bien a la edil de Urbanismo, Begoña Cuartero, quien reconoció que «a nadie le gusta sacar adelante un proyecto y, cuando está ya avanzado y ultimado, se lo quiten de las manos», aunque también apuntó a que «por otra parte me quita responsabilidad y eso, según cómo lo mires, puedes tomártelo de una manera u otra». Lo cierto es que este decreto que da potestad al alcade para controlar aquellos proyectos que afecten a varias concejalías, limita el brillo del trabajo de Cuartero al frente de Urbanismo- Curiosamente, el mandato comenzó con Bascuñana al frente de este área pero hace un año, después de ser criticado por la oposición, tanto por la falta de gestión en el área como la parálisis de asuntos como el PGOU, se la cedió a Cuartero, a quién quitó de Cultura.
Así, Bascuñana será la cara visible de estos proyectos. En el caso del Centro Cívico de La Aparecida, los vecinos llevan esperándolo desde hace años. No en vano, desde hace seis, lo único que puede contemplarse es el «esqueleto» del edificio, por lo que su culminación es una reivindicación constante desde entonces. De hecho, sin ir más lejos, el pasado mes de diciembre los vecinos realizaron una «protesta silenciosa» en el transcurso del pleno municipal, para exigir que se ejecuten los trabajos y poder disfrutar así del centro que llevan años esperando.
En cuanto a la Plaza de Toros, el edil de Patrimonio, Rafael Almagro, anunció a que la remodelación sería una realidad para agosto de este mismo año. Una promesa que se verá incumplida teniendo en cuenta que la obra, valorada en 403.000 euros, ni tan siquiera ha salido a licitación. El equipo de gobierno aprobó a finales de octubre una modificación presupuestaria para obtener 1,2 millones de euros con los que financiar este proyecto, realizar las obras de apuntalamiento de Cabo Roig (187.000 euros) y trabajos de asfaltado en Orihuela Costa (600.000 euros). Pese a esta aprobación inicial, los trámites para su aprobación definitiva se demoraron hasta finales de año, por lo que al no poder licitarse las obras habrá que esperar a que se incorporen los remanentes del presupuesto del pasado año para poder hacer frente a estos proyectos. Como excepción, sí se ha adjudicado las obras de apuntalamiento de Cabo Roig, con cargo a otra partida.
En definitiva, Bascuñana liderará a partir de ahora todo aquel proyecto que considere de gran calado para la ciudad, empezando con el Centro Cívico y la Plaza de Toros. Sin embargo, y a punto de cumplirse dos años de mandato, nada se sabe de ellos. Fuentes municipales los vinculan a la probación del presupuesto de 2017. Un texto del que poco se sabe pese a que se prometió que estaría listo en febrero.
