La tarde del 21 de marzo de 1829 se produjo en la comarca de la Vega Baja el evento sísmico más destructivo sufrido en el sudeste de la península en los últimos 500 años. De un total de casi 400 víctimas, algo más de la mitad lo fueron de Almoradí, que fue destruido por completo. Este año se cumplen 188 años de aquella tragedia y el municipio quiere invitar a todo aquel que esté interesado a conocer mejor qué pasó y cómo se reconstruyó la localidad.

A iniciativa del concejal de Fomento y Turismo José Antonio Latorre Coves, en los próximos días se celebrarán diferentes eventos en conmemoración y recuerdo de dicha tragedia. Por una parte, el viernes 17 se organizará una ruta nocturna por el trazado histórico, el mismo que diseñó el ingeniero Larramendi. En dicha ruta teatralizada -que saldrá a las 21 horas desde la oficina de turismo- se mostrará en detalle el alcance de aquella tragedia.

El sábado 18 a partir de las 11 horas, tendrá lugar en la Plaza de la Constitución una exhibición por parte de Cruz Roja, Protección Civil y los Equipos Caninos de Salvamento, búsqueda y rescate (ECOS ByRMA) que llevarán acabo una exhibición de búsqueda de personas ante una emergencia por seísmo.

El lunes 20, de 9 a 10 horas en el Instituto Antonio Sequeros y de 11 a 12 en el Azud de Alfeitamí se llevarán a cabo unas charlas de sensibilización frente al riesgo sísmico dirigidas a estudiantes de la ESO.

El martes 21, a partir de las 19 horas se hará una misa en la iglesia de San Andrés y al término del acto litúrgico, miembros de Protección Civil y Policía Local sacarán a hombros la imagen de San Emigdio -protector contra los terremotos- para llevarlo en rogativa por la plaza de la Constitución, tal y como se viene haciendo desde 1830.

"No podemos, ni por un momento, imaginar la angustia y la terrible situación que les tocó vivir a nuestros antepasados. El drama queda perfectamente dibujado tanto en el parte realizado por el Ayuntamiento, como en el que dirigió el Obispo Herrero a Su Majestad el Rey", relata el concejal. Y es el siguiente:

"...de los habitantes de Almoradí que han quedado vivos, más de trescientos heridos, fracturados, contusos, y todos desnudos, hambrientos y privados de una triste choza que les sirva de albergue, se encuentran o en los hospitales de Orihuela o en el campo expuestos a la intemperie y llenos de terror, y los restantes ocupados buscando los cadáveres de sus padres, de sus hijos, mujeres, parientes y amigos para darles sepultura..."

El Rey Fernando VII decidió enviar al primer ingeniero de caminos José Agustín de Larramendi con el fin de cuantificar los daños y tomar medidas urgentes. Almoradí fue reconstruido por completo.