El secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, llegó al Ayuntamiento en coche oficial sobre las seis de la tarde. En las redes sociales se había convocado una «gran pitada» en contra del «decretotrampa» del conseller Marzà sobre el modelo educativo plurilingüe. La convocatoria, anónima, tuvo gran una repercusión viral en las redes sociales del ámbito comarcal, pero una incidencia residual en la calle, pese al rechazo constatado de la mayoría de padres. En torno a 25 personas, la mayoría profesores interinos, con su propia reivindicación, se concentraron a las puertas del Ayuntamiento. Quienes habían secundar a la «gran pitada», apenas media docena de personas, decidieron colgar una pancarta en el acceso al Ayuntamiento con bajo el lema «Libertad».

Lema que se oyó de forma más o menos unánime, además de algunos silbatos a la llegada de Soler, que eso sí, se encontró poco después en el salón de plenos del Ayuntamiento con más de 60 representantes de padres y profesores mayoritariamente en contra del decreto.

El éxito de la convocatoria fue reducido, entre otros motivos, porque desde el punto de vista legal no se podía registrar una convocatoria en la Subdelegación del Gobierno. Los padres se enteraron del encuentro durante el fin de semana pasado. Y ninguna de las dos federaciones de padres de alumnos la respaldó oficialmente.