Los vecinos de Rojales que acudieron ayer a contemplar la crecida del río se encontraron con una desagradable sorpresa. El caudal había crecido y se mostraba, de nuevo, espectacular, pero sobre la superficie el agua se observaba una capa de espuma. Y eso, cualquier habitante de la comarca que conozca el río, acequias y azarbes sabe lo que significa desde hace muchos años: vertido. La Confederación Hidrográfica del Segura estaba alertada porque el vertido se detectó en el cauce en Murcia y ha abierto un expediente para investigar los hechos. Se trata de un vertido importante porque no se diluyo entre la capital murciana y Rojales.

La Plataforma Anticorrupción en Defensa de la Huerta captó ayer las imágenes de río con el vertido que formaba espuma en la superficie. Es una situación lamentablemente habitual cada vez que se produce una crecida del río. Las actividades contaminantes pueden "aprovechar" el momento para arrojar residuos, ya sea directamente al río o a través del de la red de saneamiento de los municipios. Lo hacen coincidiendo con el mayor volumen de agua en el cauce. El vertido llega a las depuradoras, y de allí a la ribera.

También pueden producirse vertidos por la falta de capacidad de las depuradoras. Cuando asumen mucho volumen de agua las estaciones de depuración por episodios de lluvias torrenciales y no tienen capacidad para tratarla -la red recoge mezclada los aportes de lluvia con los del alcantarillado- se hace una evacuación emergencia y el agua sale sin depurar.