El cauce del Segura alcanzó en la madrugada del jueves al viernes un caudal máximo de 55 metros cúbicos por segundo y arrojó al mar, sin posibilidad de reutilización para la agricultura, una media de 25 m3 por segundo en la desembocadura en Guardamar. Justo la mitad del volumen de agua que provocó el desbordamiento parcial del río en Orihuela en diciembre.
En aquella ocasión el río se salió de madre con poco más de 100 metros cúbicos por segundo. El aspecto del río recordó a los oriolanos el miedo de hace solo unas semanas. Al final la crecida fue mayor de lo esperada pero muy lejos, según la Confederación Hidrográfica del Segura, «de los límites máximos» de peligro porque en la cabecera de la cuenca ha llovido mucho menos que en la Vega Baja y la Vega Media.
A primera hora del jueves, el río ya se había transformado, de su aspecto apacible y estancado, con solo 3 metros cúbicos por segundo pasando por el caudal a 12. Superó primero los dos metros de profundidad en el cauce urbano y luego tres, a primera hora de la mañana. Luego el nivel del agua volvió a bajar. Como es habitual en este tipo de episodios, empresas y particulares «aprovechan» para realizar vertidos irregulares . Sucedió ayer en el cauce en Murcia. El agua apareció llena de espuma. La CHS está investigando la procedencia del vertido -que no hay que olvidar, termina en muchas ocasiones, aguas abajo, en las azarbes y acequias de riego de la huerta de la Vega Baja-. La Confederación apuntó a la posibilidad de que procediera de alguna depuradora que sin capacidad para sumir por la red de saneamiento las aguas pluviales.
