El 26 de junio de 2009 Francisco Camps y el entonces alcalde Pedro Hernández inauguraron en la remodelación de la plaza de Oriente y su nueva iglesia, en el barrio de La Punta. Meses después comenzaron a aflorar desperfectos, que se agravan con el tiempo, y que no se han subsando a día de hoy, por los que la empresa constructora Jost no va a responder. Tendrá que pagar el Ayuntamiento de Torrevieja, es decir, sus vecinos.

El aval de más de 450.000 euros que depositó la firmar para garantizar una respuesta a estos problemas de construcción ya no está en las cuentas municipales. Uno de las principales deficiencias es el hundimiento del pavimento de adoquín en las calles Zoa, Pedro Lorca, Moriones y Ulpiano que jalonan la ermita; y especialmente evidente en los cruces de la calles. El Ayuntamiento intentó rescatar el aval, pero la empresa se fue a los juzgados para retenerlo. Ganó el pleito por una cuestión formal de plazos incumplidos por el Ayuntamiento y porque alegó que los técnicos recepcionaron la obra en su día pese a esas deficiencias.

La empresa se adjudicó la obra por concesión tras varios intentos de contratación. Realizaba la inversión superior a los 13 millones de euros a cambio de gestionar las 500 plazas de aparcamiento resultantes, ubicadas justo bajo el subsuelo de la iglesia. A cambio levantó un nuevo templo y reurbanizó la plaza con un resultado desigual. Mientras que la iglesia ganó en espacio e imagen, en la plaza, al adoquín hundido, se suma el alumbrado deficiente, filtraciones de riego y evacuación de aguas residuales, taponada por escombros.