Los vecinos de muchas de las pedanías de Orihuela pasaron el día de ayer tratando de salvar muebles, cuantificando daños y buscando responsabilidades. El desborde del río y el agua rebosante de la acequia de riego principal, llamada Azarbe mayor o El Reguerón, generó una lámina de agua que cubrió de agua cultivos, sótanos y plantas bajas de las pedanías más cercanas a los cauces. Decenas de viviendas y hectáreas de cultivo, sobre todo de cítricos y alcachofas, se vieron completamente anegadas.

En núcleos periféricos como Molíns o el Barrio de Mariano Cases muchos vecinos pasaron el día extrayendo agua de sus casas con bombas y trasladando lo que se podía recuperar tras la inundación.

Al caer el sol, sin lluvia desde hacía horas, Joaquín Baldó seguía pendiente del cauce del Azarbe en el Barrio de Mariano Cases con toda la casa desmontada en el salón sobre andamios y tablones. «En el 87 lo perdí todo», explica. Aunque parece que el refuerzo del muro de El Reguerón que se hizo a la altura de su casa había funcionado, la experiencia de las dos riadas anteriores no le dejó relajarse.

La ubicación de la casa de Gema Traikovich y la de su prima, unas construcciones próximas a un puente sobre esta acequia, ha facilitado que hayan tenido «agua por encima de las rodillas» todo el día. Este grupo de casas donde viven tres familias suma estar en una zona inundable y carecer de desagüe. «La cocina, los muebles, todo se ha ido al garete, toda la madera se ha hinchado. Hemos pedido muchas veces al alcalde que nos hagan canales para desaguar, pero no os echan cuenta», asegura.

Pérdidas en inmuebles también en la pedanía de Molíns, donde los vecinos de una zona de bungalows próximos a un enorme bancal seguían achicando agua de los sótanos con bombas al cierre de esta edición.

Al final de la calle, un grupo de vecinos observaba con preocupación cómo corría el agua por el bancal. «Mi hermano ha perdido toda la cosecha. Unos 7.000 euros de patata y brócoli», lamenta una mujer. Diversos agricultores apuntaron que la situación causaría pérdidas cuantiosas ya que algunas de las cosechas no sobrevivirían tras estar muchas horas sumergidas bajo el agua.

En una pedanía dedicada casi en exclusiva al regadío y pinzada entre el Segura y El Reguerón, tienen claro el problema. «Las compuertas que permiten el desagüe están mal estado. Entra el agua de la acequia hacia la tierra», apunta Ramón G. Son unos 40 tablachos los que a su juicio están sacando el agua de la acequia y repartiéndolo por todas las huertas de Molíns. «Todos los agricultores pagan sus cuotas pero quien debe hacerlo nunca hace mantenimiento. Volvemos a tropezar en la misma piedra», lamenta.

Paisaje similar en la pedanía de La Campaneta, donde el colapso de una azarbe de riego motivó que este canal, que se utiliza para derivar agua desde los bancales hasta el río, hiciera el efecto contrario. A las 6.30 horas de la mañana dicha canalización sufrió una rotura por la que brotaron cientos de metros cúbicos del Segura, lo que obligó a cortar la carretera CV-91 y desviar el tráfico por viales secundarios.

El foco del problema se localizó en el Azarbe de Las Fuentes, entre la Campaneta y Orihuela centro, y los servicios de emergencias estuvieron trabajando hasta bien entrada la tarde para crear muros de contención. El primero que se dispuso fue en el margen de la carretera, si bien no se abrió al tráfico durante todo el día.

A lo largo del cauce muchos vecinos alertaban de grietas y roturas en la acequia principal que se intentaba contener con diques de piedra y tierra.

El agua llegó también hasta espacios como la calle de San Juan, en La Campaneta. Las redes de alcantarillado se vieron colapsadas y los sumideros de las casas estuvieron expulsando aguas pluviales durante horas, lo que provocó que se inundaran las plantas bajas. En este punto un grupo de operarios dispuso bombas de achique para tratar de vaciar las viviendas. Los trabajos seguían al cierre de esta edición.