La Generalitat acaba de adjudicar la concesión de la gestión de casi diez mil metros cuadrados como aparcamiento del principal espacio público del puerto de Torrevieja. Y lo ha hecho además por tres años, con opción a una prórroga por cuatro más. La empresa adjudicataria es Dornier, que comercialmente se conoce como Empark, una de las firmas líderes del sector de gestión de aparcamientos y zona azul en España, y con líneas de negocio en otros países de Europa.
La mercantil se ha hecho con la concesión ofertando un canon anual de 179.000 euros. Cifra que da una dimensión de hasta qué punto es rentable este recinto de aparcamiento, situado en el centro del casco urbano, al descubierto, junto a los paseos marítimos de Torrevieja. Otro dato sobre la relevancia del negocio de esta concesión es que con la oferta ganadora compitieron otras cinco empresas del sector, aunque la mayoría se quedaron muy cortas en la oferta económica -tres por debajo de los 50.000 euros y las otras dos con una propuesta de cien mil.
La decisión de la Generalitat de sacar adelante esta concesión, firmada hace unos días por el director general de Obras Públicas, Carlos Domingo Soler, resulta llamativa porque condiciona durante años el destino de uno de los principales espacios públicos del puerto y lo entrega a una empresa. La administración autonómica lo que anunció hace ahora un año es que descartaba cualquier tipo de gran inversión privada para usos comerciales y que antes de cualquier actuación iba a presentar una propuesta de reordenación de los casi cien metros cuadrados con los que cuenta el ámbito portuario de su competencia. En concreto, los técnicos de la Generalitat tienen preparada la Delimitación de Espacios y Usos Portuarios (DEUP), que establece la ley de Puertos Valenciana para cada uno de los puertos bajo gestión del gobierno autonómico.
Antes de decidir sobre este dominio público, es decir, para disfrute de todos los vecinos, el Consell iba a establecer qué tipo de usos permitía en cada uno de los recintos portuarios, además de las tres concesiones principales de las tres marinas deportivas, que ya ocupan en torno a 50.000 metros cuadros con sus respectivas concesiones. La elaboración de esas DEUP fueron el argumento principal del Consell para enterrar por completo el proyecto estrella del anterior gobierno municipal del PP, impulsado en el último tramo del mandato, que pretendía, entre otras propuestas, ubicar una línea de locales comerciales en paralelo al espejo de la bahía, una zona equipamiento o la ubicación del mercadillo artesanal del paseo de La Libertad, precisamente sobre la explanada de un aparcamiento subterráneo autorizado en el espacio en el que ahora se explotará la concesión.
También se contempló abrir una avenida que atravesara todo el espacio, derribar las dos naves de la lonja pesquera y trasladarla a la zona en la que está instalada ahora una actividad de deportes náuticos junto al espigón de Marina Salinas o levantar el Museo del Mar y de la Sal y un equipamiento para actos, además de zonas verdes y un espacio para la feria de atracciones.
No es problema
Fuentes del equipo de gobierno quisieron restar importancia a la decisión del Consell asegurando que la reordenación portuaria no depende de la existencia o no de este aparcamiento y recordaron que en el pliego aparecen varias cláusulas que permitirían resolver la concesión de forma unilateral por parte de la administración local si se quisiera disponer de este espacio para el uso público. Una vez que el uso industrial del puerto fue perdiendo peso, la principal propuesta municipal de uso de este espacio central ha pasado por abrirlo al centro del casco urbano. Ahora está prácticamente vallado y de espaldas al paso peatonal, a excepción del dique de Levante y Marina Salinas.
