La Cofradía de Pescadores de Torrevieja ha sido la vencedora de la 46 edición del Premio Diego Ramírez Pastor, tradicional premio que distingue a las personas o entidades que hayan destacado por contribuir al engrandecimiento del municipio. La deliberación se llevó a cabo, entre más de una veintena de candidaturas, el viernes en el Real Club Náutico, siendo presidido el jurado por el edil de Cultura, Domingo Pérez. Le acompañó la hija del fundador del premio, Gema Mateo, quien se desvive porque la llama del galardón instaurado por Juan Mateo, quien lo bautizó con el nombre del precursor de las Hermandades de Torrevejenses Ausentes, continúe viva. También forman parte del jurado los anteriores premiados.

Como marca la tradición, el galardón será entregado en el transcurso de una cena de hermandad el 7 de diciembre, la víspera del día de la Patrona de Torrevieja, la Inmaculada Concepción.

Pedro Carmona, presidente de la Cofradía de Pescadores, expresó su gran agradecimiento y sorpresa, y a preguntas de este medio, recordó sin pelos en la lengua que «una de nuestras reivindicaciones es contar con una lonja en condiciones, propia del siglo XXI, porque la que hay ahora es de vergüenza. Está tan hecha polvo que hasta los Picapiedra tenían algo mejor. Pagamos mucho a Consellería y no recibimos nada, ni de Conselleria ni del Ayuntamiento ni de nadie. Es más, si no hubiéramos sido firmes igual hasta nos hubieran quitado derechos, como por ejemplo el varadero». De hecho, especialmente en verano, el problema de la suciedad en las actuales instalaciones ha sido acuciante, y la Cofradía reitera que Conselleria debe limpiar mucho mejor.

Balance económico

La Cofradía lleva unos años de un importante balance económico y, valorando su actividad, el presidente apuntó que «hay que resaltar que los pescadores, tanto los de aquí como los de otras localidades, también consumen en el comercio y la hostelería de la ciudad. Por ejemplo, semanalmente faenan unos 15 barcos de cerco, con 12 o 13 hombres cada uno, ya que viven en el barco, al salir de su casa el domingo para trabajar y vuelven el viernes». De hecho, cada barco suele gastar entre 70 y 100 euros en compras para que el cocinero haga la comida. Además, cuando acaba la venta, se reparte el «tocatoni o pobrea», lo que supone un mínimo de 10 euros para cada tripulante, los cuales también revierte en la ciudad.