Bajo el título "Más allá del agravio y del corto plazo" un grupo de personas de la cultura de Orihuela inició la semana pasada una recogida de firmas, de carácter cívico y sin querer buscar una confrontación directa con la persona que había generado sus discrepancias. Se trataba del alcalde Emilio Bascuñana, por su discurso del 9 de Octubre, festividad de la Comunidad. A diferencia de lo que planteó ese día el regidor, este grupo de ciudadanos considera que hay argumentos más que suficientes para defender la identidad valenciana de la ciudad y sus valores integradores, lejos de planteamientos que podrían considerarse sesgados, deformados o injustificables. Por su interés, reproducimos íntegro el artículo:

Mas allá del agravio y del corto plazo

A estas alturas, en los medios de comunicación ha quedado de manifiesto que el discurso que pronunció durante la celebración del Nueve de Octubre el alcalde Emilio Bascuñana, que preside en minoría el Ayuntamiento de Orihuela, estuvo lejos de reflejar, como hubiera sido deseable, los criterios y los sentimientos de gran parte de nuestra ciudadanía. No es habitual que las muestras de desagrado por el contenido y el tono de ese discurso, en el que se ha echado de menos un mayor carácter institucional, hayan sido tan inmediatas y procedan de puntos de vista diversos. Por nuestra parte, como personas vinculadas a la vida cultural oriolana, queremos explicar los motivos de nuestra disconformidad y reclamar una actitud más constructiva para la convivencia común y también para el futuro de nuestra ciudad.

En principio, consideramos desacertado el énfasis con que el alcalde planteó lo que considera un agravio en el terreno lingüístico, reiterando el carácter ajeno del valenciano, cuyo uso público juzgaba motivo de "incomodidad". Sin duda, son legítimas las discrepancias respecto a las medidas de política lingüística actualmente en elaboración. Pero en un acto institucional, que celebra en Orihuela el día de todos los valencianos, esas discrepancias no deberían llegar a buscar el agravio y, menos aún, jugar con el planteamiento de una oposición que consideramos injustificable y perjudicial para la convivencia. El valenciano no puede ser considerado algo ajeno en nuestra comarca ni en nuestro municipio. De la primera forma parte Guardamar y entre los ciudadanos que administra el municipio oriolano se incluyen los vecinos de Barbarroja. De muchas maneras, el valenciano surge en la vida cotidiana de un municipio en el que se incluyen Molins, Punta Prima o La Campaneta y linda con el Mos del Bou, en una ciudad a la que se accede por la Puerta de la Olma, rotulada en valenciano, y en la que se hallan el Raval Roig o Ravaloche, el Oriolet, el Cantó Foral o el Vallet. Esta ciudad es imprescindible para conocer las obras del arquitecto Pere Comte, los pintores Santo Leocadio, Vicente López y Joaquín Agrasot o los escritores Gabriel Miró y Miguel Hernández. En la historia oriolana se hallan algunas raíces del Tirant lo Blanc y nuestro paisaje urbano destaca por la sistemática presencia del escudo de las cuatro barras. En el habla cotidiana de nuestra ciudad términos como leja, agrunsar, solaje, rampa, boria, encanarse o bajocas no son precisamente ajenos, como no lo son otros muchos que se pueden consultar, por ejemplo, en el libro de Alberto Soto, publicado por el Ayuntamiento cuando gobernaba el partido al que pertenece el Sr. Bascuñana. Es lamentable, pues, que su discurso fuera monopolizado por el énfasis en el agravio y, en cambio, no aprovechara la ocasión para potenciar otros muchos factores, para divulgar la imagen de nuestra ciudad y favorecer la convivencia y el futuro de los oriolanos.

No es lógico, en efecto, que la primera autoridad local plantee las cosas en los términos que lo hizo cuando la ciudad a la que se dirigía es, precisamente, uno de los principales referentes de la cultura y la historia valenciana. Convendría, más bien, recoger el espíritu con que Santiago Grisolía, presidente del Consell Valencià de Cultura, ha reiterado ese carácter irrenunciable de Orihuela. En ello estriba una clave del interés cultural y turístico de la ciudad que gobierna Bascuñana, como capital histórica y cultural del sur valenciano. Es lo que reclama Grisolía y lo que ha hecho que nuestro municipio haya sido reconocido en los premios "El Tempir", del año pasado en Elche. De ese valor debe hacerse consciente a los oriolanos y al conjunto de la opinión pública valenciana.

No es lógico que la primera autoridad local olvide todo esto a favor de un planteamiento unilateralmente victimista. Además, nos parece que el discurso deformaba la realidad legal que debemos respetar y explicar públicamente. Tras el fin de la dictadura franquista, la España democrática reconoció en la Constitución a los cuatro idiomas españoles como un patrimonio común, que todos debemos respetar y proteger (art. 3.3). En la España constitucional, el uso público de los idiomas cooficiales está garantizado, lo que afortunadamente debe permitir que esos idiomas puedan desarrollarse al acceder a todas las facetas de la vida pública. Conocer las lenguas cooficiales no significa, al contrario de lo que afirmó el alcalde, abandonar la lengua propia de cada cual. Por eso, es necesario explicar los principios constitucionales en este sentido que, no por casualidad, han sido avalados por la justicia y se han mantenido por los diversos gobiernos que se han sucedido en la Generalitat Valenciana. No es admisible, ni favorece la convivencia reducir todo esto a una incomodidad ni, tampoco, proclamar el derecho a ignorar radicalmente cualquiera de los dos idiomas que nos definen como valencianos y que son españoles. Nos parece lamentable, además, porque este radicalismo puede alimentar otros de tipo contrario.

Los oriolanos y el conjunto de los valencianos merecemos avanzar por otros caminos, menos vinculados al corto plazo o a intereses particulares. Por eso, de cara al futuro, sería mejor que en esta celebración oriolana y, en general, en la política del Ayuntamiento en el día a día, se potenciara el importante caudal de nuestra ciudad como gran referente de la cultura valenciana y que las discrepancias legítimas o las reivindicaciones no llevaran a perder de vista los criterios prioritarios: los de la convivencia democrática, los valores constitucionales y el mejor futuro de nuestra tierra.

Orihuela, octubre de 2016

Jesús Millán García-Varela (Universidad de València)

Manuel García Pérez (IES. Tháder)

José Luis Zerón Huguet (escritor)

Mateo Marco Amorós (IES Bigastro)

Ada Soriano Lidón (escritora)

Mariano Abad Merino (IES Tháder)

Antonio Alfonso Sánchez Barber (ciudadano oriolano)

Josefina García Godoy (IES Gabriel Miró, jubilada, Club de lectura)

Juan Antonio Barrio Barrio /(Universidad de Alicante)

Ángela López García (filóloga y escritora)

Antonio Escudero Gutiérrez (Universidad de Alicante)

Ginés López López (IES Gabriel Miró, jubilado, Club de lectura)

Manuel Nieves Ruiz (Universidad M. Hernández)

María Calero Mas (licenciada en filosofía)

Juan Roldán Zafra (Museo de la Ciencia, UMH)

Jesús Carnicer Murillo (Museo de Ciencia, UMH)

Antonio José Mazón Albarracín (empresario)