La verdad, es que suena bien ¿no? Hace unos días, escuché en algún medio de comunicación, que se estaban gestando diversas iniciativas para la realización de ésta posibilidad, nada tan encomiable y deseable como esta idea para Nuestra Ciudad. Después, intenté asimilar nuestras realidades con algunas de las ciudades que han obtenido este reconocimiento y que yo superficialmente, he conocido e incluso visitado. El resultado, aunque somero, ha sido descorazonador. Mis deseos luchaban contra el sentido común y valoré con la mayor objetividad y rigor que pude, lo que mi modesto sentido común me hacía ver, conociendo como creo conocer el desarrollo y actividad de nuestro entorno cotidiano y las personas que muy evidentemente han blasfemado políticamente sobre el nombre de Ésta Nuestra Gran Ciudad que pretende ser Orihuela, cuyo nombre solo utilizaban para ostentar una apariencia de valor, con la única pretensión de adjuntarlo a su presunto mal adquirido ¿prestigio?, que en la mayoría de casos no podían hacerlo y no solamente eso, sino que nunca se preocuparon un ápice en mejorar en nada su Pueblo, cuando este les había proporcionado una categoría que por sí mismos nunca habrían conseguido.

En estos momentos, muchos de ellos andan perdidos por los juzgados acusados en sumarios vergonzosos que en muchos casos y en muchos de sus renglones, llevan también para escarnio popular el nombre de Orihuela, éste su Pueblo, que tantos honores y dinero les dio y que ahora está perdido. Si Orihuela fuera alguna vez reconocida por su patrimonio, habría de ser por el esfuerzo y sacrificio de nuestros antepasados, que trabajaron fuerte, duro y desinteresadamente, por crearnos un patrimonio, que tal vez no merezcamos y que en muchos casos se está dilapidando. Ejemplos hay en grado superlativo: ahí no tenemos el patrimonio cultural de Miguel Hernández depositado en Quesada (Jaen), valorado y querido por una ciudad minúscula (de población), pero mayúscula de sentimientos; el legado de nuestro paisano Pedro Terol, que estará en un cuartucho oscuro del Teatro Circo sin que nadie lo vea y que tal vez se lo estén comiendo las ratas. Así también hay varios legados de hombres ilustres de Nuestra Ciudad que están durmiendo el sueño de los ocultos y que nadie se preocupa de darles un mínimo de vida.

Sobre nuestros monumentos, hay algunos de propiedad privada, que son mantenidos por sus propietarios. Otros, de la Iglesia, en estado de ruina; y algunos que se las ven y se las desean para mantenerlos con cierta dignidad, o como el palacio de Rubalcaba, de propiedad municipal, que está poco menos que en estado de ruina.

Lamentablemente no es solo eso, pues si recorremos Orihuela veremos ruinas sin cuento, como la plaza de toros, el destartalado campo de Los Arcos, los restos de las murallas y las torres árabes, incluido nuestro castillo milenario, por no decir de las calles de nuestro casco histórico, derrotado en todos los sentidos.

Como anecdotario de mala administración, pongo como ejemplo económico, las parcelas urbanísticas que se consiguieron hace unos años como consecuencia de cesiones por urbanizar terrenos en nuestras costas, que supusieron la cantidad de casi CINCUENTA MILLONES DE EUROS, equivalentes en pesetas a: 8.291 millones y, que según las normas, solo podrían gastarse en inversiones municipales; creo que podrían haber pensado entonces en desarrollar ideas y propuestas para una apuesta de futuro y engrandecer y preparar con ellas un futuro mejor para Orihuela.

Orihuela, «Patrimonio de la humanidad». Qué bonito, qué título tan importante para nuestra historia, ¡pero qué va!, solo es un «bluf», todo queda en el titular. Nadie sabe en que se gastaron aquellos 50 millones, ¡si al menos les hubiera sobrado, para hacer el puente hacia Correntías!