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«No tiene sentido subirte al gobierno si te dejas la maleta de los principios»

El cabeza de lista de Cambiemos, Karlos Bernabé, a sus 27 años, tiene perfil de idealista insatisfecho

Karlos Bernabé, ante un grafiti de Miguel Hernández que hay en la sede de Cambiemos. tony sevilla

Dice que fue en el bachillerato cuando se interesó por la política a través de la filosofía y asegura que va a estar haciendo política mientras el cuerpo aguante, pero que es concejal por azar y por la situación de crisis... Quién lo diría escuchándole. La entrevista se realiza en el despacho municipal.

¿Se siente usted concejal? ¿Da ese perfil?

Lo que creo que ha pasado es que las instituciones han terminado monopolizadas por un perfil de político señorón o señorona, ideológicamente muy marcado, y a la gente se le hace muy raro que personas de una cariz social estemos en las instituciones, y estamos para dignificarlas.

¿Va ahora más o menos gente a sus asambleas?

En lo cuantitativo hay menos que en las elecciones, pero es normal. Porque allí se pone el cuerpo a 200 por hora, había más agitación y reflejo y ahora no tanto, pero hay algo bonito porque hay variación. Aunque no cambie el numero sustancialmente, se están tocando sensibilidades diferentes.

Venían ustedes a cambiar el Ayuntamiento y sigue igual...

Es difícil hasta con mayoría absoluta porque se adquiere una inercia. Hay que tener para ello mucha audacia, aunque este equipo de gobierno no tiene la más mínima intención... a nosotros, incluso gobernando, nos costaría mucho.

¿Y tienen simpatizantes rebotados porque no hacen aquello que prometieron?

Hay una parte crítica, que es la que más me gusta. Una cosa es construir un proyecto político y social y otra cosa es traducirlo a las limitaciones actuales. Hay que asumir contradicciones y que hay una tensión entre los límites del Ayuntamiento y nuestro horizonte utópico. También hay gente que no milita con nosotros pero que nos pide cosas que no podemos hacer porque no gobernamos o nos dice que impidamos que lo hagan quienes gobiernan y eso es imposible. Nos enfrentamos a un rodillo. Somos un grupo marginal en cuanto a medios, pero hay mucha comprensión, aunque también hay críticas y el proyecto está sano con gente comprometida.

¿Y todo eso no le genera una cierta frustración?

Sí. En mi caso, después de diez años discutiendo te produce frustración que las instituciones funcionan contra al agente. Y ahora la frustración es doble porque estás en un escenario de poder, ves que se puede y no se hace y ves delante de tus narices que hay gente que perjudica porque es una mayoría. Lo ves desde más cerca y la frustración se sufre.

¿Son un partido de paso? ¿serán fagocitados por Podemos dentro de tres años? ¿Se lo han comenzado a plantear?

Cambiemos sumó de varios partidos a las municipales. El nombre concreto no es relevante. Siempre que te presentas necesitas una siglas que te movilizan, pero el nombre es lo de menos. Todo el mundo que está en Cambiemos sabe, que independientemente de sus creencias, esto es un proyecto de transformación urbana y de política. Nosotros tocamos sensibilidades distintas, en la lista hay muy poca gente con carné. Orihuela es muy difícil de cambiar porque no es una ciudad progresista, pero estamos haciendo relaciones con Compromís y con Podemos y está claro que tenemos que entendernos para cambiar la política municipal.

Entonces, ¿tienen recorrido más allá de 2019 o serán absorbidos?

Tres años pasan volando y de eso se habla. Una convergencia se mide si se es capaz de aglutinar a toda la gente que quiere aglutinarse, pero si hay gente que no se siente identificada con nosotros no podemos crear una relación. Lo que creo es que somos conscientes de que la composición ideológica de Orihuela juega en contra de procesos transformadores. Si diferentes proyectos con discursos parecidos van por separado restan. Esperemos que lo que ha pasado hace un año, que había tres listas parecidas, no vuelva a pasar. Puede haber dos pero no tres.

¿Ha asumido su parte de culpa en que Orihuela no tenga un gobierno progresista?

Sinceramente no creo que hubiera sido posible un gobierno transformador. Eso sí, habría sido más democrático que el que hay. Y lo digo por varios factores. Uno, porque ya se demostró que gobernar con el enemigo en casa no tiene recorrido, se puede llegar a acuerdo con adversarios tuyos, porque en política es normal, pero otra cosa es vender tus principios y eso no tiene recorrido. Otra es que el resultado electoral arrojaba una evidencia: que la única opción de un gobierno transformador tenía que haber comenzado antes por negociar PSOE y Cambiemos, y eso hubiera llevado a un callejón sin salida a Ciudadanos. Nos habrían dado una oportunidad. Yo tengo la sensación de que pasó lo mismo que ha pasado a nivel nacional con Ciudadanos, justo lo mismo? aunque Ciudadanos yo creo que quería que gobernara el PP porque tardó poco en firmar un acuerdo. No tiene sentido subirte al gobierno si te dejas la maleta de los principios por el camino. Las otras partes no pusieron de su parte.

Dígame lo mejor que ha hecho el equipo de gobierno este primer año de mandato

Uff? Están llegando ayudas de diputación de Alicante, pero no para ayudar a Orihuela sino para utilizarnos como moneda de cambio contra el Consell. (reflexiona un largo rato). La voy a dejar en blanco?. Bueno no sé cuánto mérito es del Ayuntamiento o de las asociaciones pero el Consejo Municipal de Deportes es un organismo que funciona bien. Pero no sé de quién es mérito, si del edil o de las asociaciones, pero demuestra que se pueden hacer cosas participativas incluso sin reglamento.

Con más voluntad que norma?

De eso habla el último ensayo que he leído «La utopía de las normas» (David Graeber) y de cómo se crea un fetichismo orgásmico que hasta que algo no se escribe para nada existe, pero si se tiene poder se pueden crear espacios participativos sin necesidad de reglamentos. A mí no me preocuparía crearlos.

¿La relación con el alcalde es tan fría y distante como se ve en los plenos?

Yo personalmente intento tener una buena relación con cualquiera del Ayuntamiento porque hay gente que confunde coherencia y contundencia con antipatía. Yo estoy en las antípodas del alcalde, pero lo trato con cortesía y educación. Eso no tiene que ver con que sea contundente en los plenos, a veces me han dicho que de más.

¿No más bien ha ido moderando usted su discurso en este año?

No es moderado, lo estamos traduciendo. La sociedad no está en el mismo punto, ni en el mismo clima que en 2011 o 2007 y, aunque las ideas sean las mismas, las estamos traduciendo al contexto. Noto que no puedo atacar a Bascuñana con las mismas armas que a Lorente aunque no son diferentes porque tienen la misma ideología, pero eso hay que traducirlo al lenguaje cotidiano.

¿Ve corrupción en este Ayuntamiento?

Las dinámicas que fomentan la corrupción siguen vigentes. Es por ejemplo el salario que tienen los políticos o la opacidad en contratación, o en otras cosas porque la corrupción no es sólo del político sino del empresario. No sobra con sacar a o los políticos de la Mesa de Contratación, pero hay gente que fomenta los mismos valores de la corrupción de manera identidad que hace ocho años.

¿A qué destinaría el presupuesto?

Una cuestión fundamental es un plan de reactivación del patrimonio de Orihuela, no la operación de marketing de Bascuñana con lo patrimonio de la humanidad. El centro urbano, como el de tantas ciudades de los EEUU y de los países europeos se deprime y cada vez más hasta que llegue una inversión privada, que lo que genera es exclusión. Hay que hacer planes de fomento y cooperativismo, hay que utilizar el dinero para que la gente gestione y no muera todo en las grandes empresas y reevaluar un plan de pequeñas inversiones porque hay muchas carencias, en infraestructuras deportivas, dotacionales... y hay que hacer mucha pequeña inversión y pocos pelotazos.

¿Qué sabe del PGOU?

No se sabe nada pero no está parado, está oculto. Se están haciendo pequeñas actuaciones urbanísticas permanentemente. Sigue habiendo un goteo porque se está construyendo en Orihuela Costa o perjudicando a sierra escalona. Cuando alguien no enseña algo, lo está ocultando.

¿Y eso es dejadez?

No, es que no entra en sus prioridades. Ellos piensan que lo que se ha hecho no está mal, que lo van a maquillar pero que las políticas urbanas están bien. Marta (Guillén) sería la mejor concejala de Urbanismo de Orihuela y pero lo primero que habría hecho es abrir el PGOU.

Pero ustedes hacen planteamientos que son contrasentidos, como oponerse al desdoblamiento de carreteras que traerían riqueza o turismo anteponiendo carriles verdes, por ejemplo?

No porque es cuestión del diagnóstico que elijas, puede haber un problema pero yo no lo veo así. Hay que crear un escenario atractivo para que la gente llegue y quiera volver. Se ha creado un turismo de masas y descontrolado que pone el coche a tanta velocidad que te quedas sin gasolina antes de poder repostar. Nosotros nos referimos a pequeñas cosas antes que grandes obras que se ha demostrado muchas veces que no tienen grandes resultados.

El interventor Urruticoechea o el alcalde Bascuñana, ¿quién tiene razón?

No lo digo por ser políticamente correcto, pero no se trata de razón. Cada uno tiene las suyas pero hay un problema clave del gobierno de Orihuela que es cómo trata al interventor y no respetar su trabajo. Puede ser legitimo o deseable discrepar pero el problema es que Bascuñana no lo tolera ni lo deja actuar en libertad y esa guerra la está pagando Orihuela. El interventor hace su trabajo y el alcalde, oprimiéndolo, hace que esto sea una bomba de relojería.

¿Qué balance hasta de este primer año?

Este primer año de mandato ha sido un año de retroceso ideológico y de improvisación política. El PP está volviendo a un lenguaje autoritario que antes no existía, infantiliza a las asociaciones que protestan, no respectar el trabajo de la oposición,? en ese sentido hay un retroceso, y una improvisación porque nosotros queremos cambiar las cosas y sabemos que se puede pero ellos que pueden no quieren hacerlo no. Lo que hace el PP es secuelas de esa política que nos metió en la crisis urbana. Dan repuestas sin darse cuenta que es lo mismo que se hacía antes. Y nosotros, lo que tenemos que hacer como oposición son dos retos. Uno es crear un espacio de trabajo ágil, que tolere la velocidad municipal sin perder el debate interno; y el otros es romper el mito de la «Orihuelica del señor», que Orihuela es lo que es es un mito de la derecha que algunos sectores progresistas han asumido, eso es resignación y entregar el poder al PP. Hay que crear un relato que ilusiones a la gente.

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