La Policia Local solo había sancionado a un solo vecino en cinco meses -entre finales de noviembre de 2015 y abril pasado- por no retirar el excremento de su mascota de la vía publica. El 23 de noviembre el alcalde anunció en un bando que se iba a hacer cumplir la normativa local a rajatabla. Fue el grupo municipal del PP en el último pleno ordinario el que advirtió, que por el listado de decretos de los que se da cuenta en cada sesión ordinaria mensual, no había ni rastro de sanciones de este tipo desde que se emitió el bando especial. Y este diario ha podido confirmar la cifra. Una multa entre noviembre y abril. Desde ese momento fue el propio alcalde el que, en su reunión habitual con la plantilla, cuestionó la ausencia de sanciones. Desde entonces sí ha habido alguna multa más, pero todavía pueden contarse con los dedos de una mano.
El principal inconveniente para hacer cumplir la ordenanza es que los agentes deben «cazar» al infractor en el momento de incumplir la ordenanza. En definitiva, cuando la mascota ha defecado en la calle y el dueño deja el excremento sin recogerlo. A los agentes se les ve venir con su uniforme amarillo a cientos de metros. El equipo de gobierno se había planteado la posibilidad de ordenar que agentes de paisano realizaran esta labor de control como la vía más eficaz, algo que ya se hace en otros municipios. La voluntad municipal se ha topado con la realidad de la plantilla. El número de bajas, según la semana, se sitúa entre los 30 y los 40 agentes de 165 de la plantilla total, incluidos mandos. Unos números que hace complicado destinar recursos a servicios distintos a los ordinarios, como el control de accesos de colegios, atestados y apoyo a la seguridad ciudadana. Además, la motivación de los agentes de base, ante los conflictos internos y las decisiones de los mandos, no remonta. Agentes del Grupo de Refuerzo Operativo (GRO) y de la Unidad de Medio Ambiente cuentan con autorización de la Subdelegación del Gobierno para actuar de paisano. El GRO emplea a agentes de paisano durante la celebración del multitudinario mercadillo semanal de los viernes, para prevenir la acción de los carteristas y trileros.
Calidad del Medio
El bando del pasado 23 de noviembre advertía a la ciudadanía de la necesidad de cumplir el artículo 22 de la Ordenanza de Fomento de la Calidad de Medio Urbano que hace referencia a las deyecciones de los perros y otros animales en la vía pública. El alcalde dijo entonces que «durante 30 años ha habido una gran permisividad con este tema, un incumplimiento permanente de ordenanza, y no podemos seguir en esta situación» y anunció mulas de hasta 3.000 euros. El primer edil, de momento, no parece haber tenido mucho éxito.
