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Agua

¿Por qué el Tajo está a rebosar y los pantanos del trasvase bajo mínimos?

Entrepeñas y Buendía, los embalses que deciden cuándo se envía agua al Mediterráneo, son los únicos de los 5 más importantes del Tajo que no están llenos

¿Por qué el Tajo está a rebosar y los pantanos del trasvase bajo mínimos?

La recuperación de los pantanos de Entrepeñas y Buendía, que son el termómetro que marca cuándo se trasvasa agua a la cuenca del Mediterráneo, tanto para la agricultura como para el consumo humano, comienza a ser una realidad bastante sólida, pero que lleva camino de estancarse más por motivos políticos que por otra cosa. Esta semana sumaban entre ambos 576 hectómetros cúbicos en la cabecera del Alto Tajo, en Castilla-La Mancha, cuando a comienzos del año, el 1 de enero, no alcanzaban esos 336 hectómetros que son la cifra mínima que debe existir para garantizar el envío de agua entre cuencas, según el memorándum firmado en 2013 entre administraciones y comunidades de regantes, lo que obligó a echar el cierre al trasvase.

Ahora hay un 72% más de agua que hace cuatro meses en Entrepeñas y Buendía, pero llama la atención una cuestión muy curiosa en esta cuenca: el Tajo almacena más de 8.000 hectómetros cúbicos, lo que le coloca en el 72,87% del volumen total. La práctica totalidad de pantanos están casi a rebosar, excepto los dos que son referencia para los trasvases al Segura. De hecho, Entrepeñas, que es el quinto más importante de la cuenca, con una capacidad de 835 hectómetros cúbicos, sólo almacena 215 hectómetros cúbicos, un 29,5%. Y la situación es aún más curiosa en Buendía porque es el segundo de toda esa cuenca, con una capacidad de 1.639 hectómetros cúbicos pero está sólo al 20,7%, con sólo 339 hectómetros cúbicos. El resto de los cinco grandes embalses del Tajo, en cambio, están prácticamente llenos: Alcántara, el más importante, con 2.933 hectómetros para una capacidad de 3.160 hectómetros (por encima del 90%); Valdecañas, el tercero, con 1.354 hectómetros cúbicos para un volumen máximo de agua embalsada de 1.446 (también por encima del 90%); y Gabriel y Galán, con 756 hectómetros cúbicos, más del 80% para su capacidad de 911 hectómetros cúbicos.

La cuestión no es baladí cuando los regantes llevan meses quejándose de que el gobierno de Castilla-La Mancha, con la colaboración de la Confederación Hidrográfica del Tajo, mantiene un caudal ecológico muy por encima de lo que marca la normativa; es decir, que consideran que se estaba facilitando llegar a esta situación límite de falta de agua. De hecho, el pasado verano cuando la palabra sequía se había instalado ya en la cuenca del Segura, aseguraron que esto se hacía para tensar aún más la cuerda y provocar que el Gobierno tuviera que poner en marcha cuanto antes medidas extremas como el cierre del trasvase, lo que finalmente se logró y que, en estos momentos, se mantiene de un modo que consideran ciertamente artificial y en una época del año en la cual muchos agricultores de la provincia tienen que decidir cuáles serán sus próximas cosechas y esto depende, casi en exclusiva, de saber si tendrán agua o no.

Por si fuera poco, se han adelantado en Castilla-La Mancha la época de riegos, que tendrían que comenzar en junio, lo cual ralentizará la recuperación de ambos embalses de referencia y dificultará enormemente que alcancen una cifra muy importante: 605 hectómetros cúbicos, que permitiría rebajar el nivel de alerta en la cuenca de 3 a 2 y aumentar con ello los aportes de aguas entre cuencas a 32 hectómetros cúbicos mensuales. En estos momentos, al estar en nivel 3, sólo se envían 20 hectómetros cúbicos de los cuales algo más de la mitad, 10,5 hectómetros, son para agricultura: el resto, para consumo humano. El próximo mes este nivel 2 será más exigente pues subirá a 630 hectómetros cúbicos de reservas en el Alto Tajo y los regantes sospechan que se está haciendo todo lo posible para que no se alcance ni uno ni otro y mantener esta situación de falsa sequía.

Hace ahora tres años, en 2013, Entrepeñas y Buendía acumulaban 959 hectómetros cúbicos (565 y 394 hectómetros cúbicos, respectivamente); hace dos, la cifra bajó en cien hectómetros, quedándose en 856 (509 y 347); y hace uno, tenían prácticamente la misma cantidad de agua que en estos momentos, con 584 hectómetros (360 y 224 hectómetros). A partir de ese instante comenzaron los problemas y se dibujó una gráfica descendente en cuanto a los recursos que nos llevó a la situación ya conocida de cierre del trasvases cuando el agua embalsada descendió por debajo de los 336 hectómetros que fija el memorándum para 2016 (el año próximo serán 368 y, en 2018, 400 hectómetros cúbicos la cantidad mínima para autorizarlos). De las decisiones que se adopten ahora en el Tajo dependerá el futuro de buena parte de los sectores de la economía de la provincia de Alicante y de Murcia de los doce próximos meses, pero todo indica que Castilla-La Mancha ya ha puesto los medios para que la situación actual no mejore. Nada hace pensar que exista una voluntad de revertir este proceso.

Mientras que todo esto ocurre, el Segura está al 40% de su capacidad, con 456 hectómetros acumulados a lo largo de toda la cuenca, casi 300 hectómetros cúbicos menos que hace un año y con la sensación de que se está realizando una sobreexplotación de sus embalses a raíz del cierre del grifo del trasvase durante los últimos cuatro meses que vendrá a complicar, aún más si cabe, la situación de cara al próximo verano.

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