Sin buscar alojamiento, sin depender de horarios. Sólo un mapa y, si acaso, alguna guía para buscar los mejores rincones. Es esta de las autocaravanas toda una forma de vida y al tiempo una forma de hacer turismo autónoma, independiente y de lo más atractiva. Con todo a mano y sin complicaciones. Y este es el tipo de turismo elegido por miles de turistas extranjeros -algunos nacionales también- que recorren el país en busca de los mejores enclaves de España. Pensionistas en su mayoría, con todo el tiempo del mundo para viajar a su aire, buscan su «lugar al sol» para pasar el invierno. Y la costa alicantina es ahora uno de los destinos más apreciados.

Holandeses, alemanes, británicos y sobre todo, suecos, escogen el tranquilo litoral de Torrevieja en temporada baja -de noviembre a marzo-, para aparcar sus roulottes y hacer vida frente al mar sin mayores complicaciones, de manera que el asentamiento de estas autocaravanas en las calas del municipio se ha convertido ya en un fenómeno llamativo. Pueden permanecer en el mismo lugar días, semanas o incluso meses.

Hallen, un risueño jubilado escandinavo encantado por la luz mediterránea que disfruta desde el orto hasta el ocaso, explica que su objetivo es de lo más básico, pero que es lo que le mueve a quemar cientos y cientos de kilómetros en la carretera. Busca el sol, el buen tiempo asegurado, y un mar al que le exprime todos los azules que puede sentado en una silleta plegable a la puerta de su vehículo-residencia. Equipado a todo confort, por cierto. Aparcado en la Punta del Salaret, privilegiada atalaya de acantilado medio donde el romper de las olas ya es todo un espectáculo, se encuentra en una primerísima línea que combina con la proximidad a una de las zonas turísticas más destacadas de Torrevieja, la Playa de los Locos. Con lo que si a las vistas añadimos la proximidad de los servicios urbanos de la zona, conjugado con grandes superficies y restaurantes temáticos, de lo más tranquilos en época invernal, y la «buena gente» española que no molesta, la estancia puede salir redonda. A pesar de que esta acampada improvisada se realiza en lugares que en realidad no están preparados para acoger este tipo de asentamientos y en este caso en terrenos de dominio público. Sobre el sitio, lo suficientemente lejos y cerca al tiempo de zonas residenciales, Hallen apunta una última cosa, aunque no menos importante: es seguro.

Se cuentan más de treinta y cinco autocaravanas, normalmente ocupadas por parejas. Proliferan sillas y mesas. Cuando INFORMACIÓN se acercó a conocer a estos visitantes temporales incluso había turistas haciendo labores de peluquería y otros almorzando. También hacen barbacoas. Y de ahí a las molestias vecinales va un paso.

Al contrario de lo que pudiera parecer es un turismo de nivel medio alto. La mayoría de los vehículos, pertrechados con todo tipo de complementos para llevar la casa a cuestas como un caracol, presentan un aspecto formidable -una caravana integral, las que más se ven en Torrevieja, puede alcanzar precios de entre 100.000 y 150.000 euros-. Muchos de ellos agregan bicicletas y motos. Hay más «colonias» de este tipo junto al canal de La Mata, también frente al mar y en dominio público, aunque otros prefieren la seguridad de los aparcamientos al aire libre, en incluso el de las calles de Torrevieja, donde también prolifera esta combinación de estilo de vida y turismo.

El Campello

El Campello es otro punto de paso casi obligado para las autocaravanas, y una de sus zonas predilectas es el río Seco. Hace años aparcaban en la misma desembocadura, pero tras el cierre de los accesos los vehículos estacionan ahora a unos 300 metros del mar, junto al mismo río Seco, en un camino donde todos los días es fácil ver varias decenas de caravanas. Pese a que allí hay una indicación de que existe un camping de caravanas (de pago) a 3,5 km, muchos no tiene problema en aparcar allí, sacar sus tumbonas y mesas y disfrutar del privilegiado clima de la provincia. Esta semana, entre los turistas belgas, británicos y franceses, había un par de caravanas de matrimonios holandeses que hacían «escala» en El Campello durante unos días para luego seguir su camino hacia Portugal. Otros sin embargo no tienen inconveniente en pasar semanas allí estacionados. Hace varios años el PSOE desde la oposición propuso crear una zona específica para que pudieran aparcar y acampar, y potenciar así este tipo de turismo, aunque no salió adelante, informa José A. Rico.