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Torrevieja

El colectivo de promotores de la comarca cierra la sede por la falta de asociados

Procosta llegó a representar los intereses de más de 60 firmas de la construcción

El colectivo de promotores de la comarca cierra la sede por la falta de asociados

Cerrada. Como el reflejo más contundente de la dureza de la crisis que afectó al sector de la promoción inmobiliaria y la construcción en la Vega Baja, la Asociación de Empresarios del Turismo Residencial de la Costa Blanca Sur (Procosta) ha tenido que echar la persiana de su sede. Desde septiembre pasado el cartel de se alquila es el protagonista en la fachada de los locales de casi trescientos metros cuadrados en la calle Campoamor de Torrevieja.

Durante casi una década esas amplias oficinas en la planta baja con salón de actos y sala de juntas, fue el símbolo del esplendor del motor económico del Bajo Segura, y de las empresas que crecieron y se hicieron un hueco importante en el ladrillo, en especial en la oferta consagrada el turismo residencial.

Poco antes de que la burbuja inmobiliaria estallara, Procosta lograba aglutinar a más de sesenta pequeñas, medianas y grandes firmas de la Vega Baja, que se sentían representadas en su propia casa, más allá de otras organizaciones empresariales de ámbito provincial con las que rivalizaba en el mismo objetivo como Coepa, las cámaras de Comercio de Orihuela y Alicante y en especial Provía -algunas de las firmas llegaron a compatibilizar su presencia en ambas asociaciones-. Las cuotas de los socios permitían ingresar hasta cinco mil euros mensuales en aquel momento. Suficientes para cubrir los casi dos mil del alquiler mensual. Con esa perspectiva se realizó la compra del local que durante los cinco años anteriores fue el centro de encuentros con empresarios, formación, asesoramiento y ruedas de prensa en las que la construcción daba la cara y defendía sus intereses.

Inmediatamente después de cerrarse la compra del local llegó la debacle y la crisis inmobiliaria. Procosta, que contaba con dos empleados en labores administrativas y de representación, tuvo que reducir costes de forma radical. La mitad de los asociados fueron fagocitados por la crisis y desaparecieron y la otra mitad entendió que la cuota no era una prioridad y abandonaron la entidad. En estos momentos Procosta agrupa una decena de sociedades, aglutinadas en torno a las fundadoras y no tiene actividad, según reconoce su presidente el promotor inmobiliario y letrado Antonio Navarro.

Deuda

Durante los tres últimos años, se intentó mantener la actividad con un gasto mínimo, con una presencia importante en las redes sociales, pero finalmente, y pese a la recuperación -y en muchos casos reconversión de las empresas- los responsables de la otrora influyente patronal de la construcción comarcal tuvieron que tirar la toalla. En septiembre pasado cerró el local. La construcción ha remontado en la comarca -primero con el mercado ruso y ahora con el británico y el escandinavo-, en especial en Torrevieja y Orihuela -solo hay que observar el horizonte de grúas torre en su litoral-. Pero el local en la calle Campoamor no ha encontrado inquilino y no hay ninguna posibilidad de que recupere su antigua función. Navarro prefiere no hablar de números. Fuentes consultadas por este diario indican que la deuda que arrastra la entidad por la compra en su día la sede - a una de las empresas asociadas- podría situarse en torno a los 400.000 euros.

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