Empleados de la limpieza de playas de Torrevieja hallaron ayer un ejemplar de tamboril oceánico varado sin vida en la orilla. El animal fue arrastrado por el fuente viento de levante que durante toda la jornada de ayer arreció en Torrevieja.Al observar que no era un ejemplar muy habitual por estos lares -muchos torrevejenses están curtidos en la pesca deportiva- alertaron al biólogo municipal. Juan Antonio Pujol lo vio claro. La especie pertenece al grupo de los peces globo, muy venenosos si se consume su carne, al poseer una fuerte neurotoxina (la tetrodotoxina o TTX) que puede causar la muerte al comensal en pocas horas.

En Japón es conocido como «fugu» y forma parte de su gastronomía, aunque solamente puede ser preparado por cocineros con años de aprendizaje y formación, y no son raros los accidentes mortales que se producen todos los años por su ingesta. El veneno se concentra en las gónadas y en el hígado pero también hay trazas en la carne.

Es una especie exótica invasora en el Mediterráneo aunque se adapta bien a sus aguas. Procede del atlántico aunque algunos autores indican que también que su presencia es mayor por su paso por el canal de Suez desde el indo pacífico.. Los primeros ejemplares se detectaron en las costas orientales mediterráneas en el año 2003 -Turquía e Israel-. En la provincia de Alicante ya fue documentado un ejemplar sin vida en Denia en el año 2012, mientras que en el 2014 se capturaron varios de forma accidental por pesqueros profesionales de La Marina Alta.

No es un pez migratorio. Es decir, se ha asentado en los lugares en los que ha ido recalado.

El tamboril oceánico tiene cuerpo fusiforme, piel sin escamas, cabeza que recuerda a la del pez luna -mucho más habitual en la zona-, con grandes ojos, y boca redonda y con pico. Dorso oscuro con manchas negras, y vientre es muy elástico, blanquecino con puntos negros y una serie de espinas.

Cuando se siente amenazado se hincha considerablemente. Se alimenta de alevines de pescado azul, con hábitat mar adentro, por lo que su aparición, que ya es de por sí singular, lo es más todavía por recalar en la costa. Una explicación sobre su aparición en el litoral torrevejense ayer, dado que no presentaba heridas de otros predadores, apunta el biólogo, es que un barco pesquero o de pesca deportiva al capturarlo y ya familiarizados con el «fugu» lo arrojara al mar de inmediato.

El Ayuntamiento ya lanzó una alerta entre los pescadores profesionales y recreativos de Torrevieja con el fin de que estuvieran informados en caso de que se produjeran capturas ocasionales. Alerta que se reiterará en los próximos días. La aparición del ejemplar de ayer en la playa de La Mata «evidencia su presencia en nuestras aguas, lo que hace necesario redoblar la precaución entre los pescadores, y ser conscientes de que estos peces jamás deben ser consumidos, y mucho menos comercializados», según explica el biólogo municipal.

Playa

No la primera vez que las orillas de esta playa dan una sorpresa a los operarios municipales. El pasado verano una tortuga boba causó gran expectación al enterrar ochenta huevos en la zona más concurrida de este litoral torrevejense, algo muy poco habitual en zonas de alta ocupación turística.

La invasión de especies exóticas es una constante desde la apertura del Canal de Suez. He incluso se lo han puesto más fácil ahora al doblar su capacidad de paso de embarcaciones. Con esas obras el canal ya no atraviesa balsas salinas que ejercían de filtro natural al paso de peces invasores. Ese impacto ambiental ha sido el que menos se ha considerado a la hora de realizar la ampliación.

El apreciado «fugu» que alcanza precios astronómicos en Japón ha llegado a las costas alicantinas. Y todo parece indicar que ha llegado, subraya Pujol, «para quedarse»